Capítulo 5.- Anda con Violeta
Lo que Pedro no imaginaba es que Violeta no iba a buscar a los niños porque se dirigía a casa de Jacinto, con el que mantenía una “sospechosa amistad”. Para colmo, el pobre Toribio empezaba a tener unos molestos ardores y síntomas de una posible indigestión… probablemente de chopped.
Capítulo 6.- Fuego intestinal
El pizzero David se encogió de hombros y se volvió a la pizzería con su cuatro estaciones a cuestas. Ya ajustaría cuentas con Toribio… o trataría de sacarle dinero llevándole a prisión una calzone con lima dentro…
Aunque Toribio se resistió, la pareja de guardias civiles le dijeron que se lo tenían que llevar al cuartelillo por lo civil o lo criminal y que como ellos eran Guardias Civiles aunque no fuesen civiles sino militares, pues que ¡arreando!:
-¡Tia pa ya, chacho, que te doy!
Pedro, mientras tanto, seguía en el coche sin saber qué hacer; si los niños estaban en la casa ya sólo quedaría de ellos un pequeño carboncillo, así que cambió de pensamiento y esbozó una sonrisa imaginando lo divertido que sería que el fuego alcanzase también el chalet de Jacinto Monteperales.
Y mientras tanto, Violeta llegaba a la casa de Madrid de Jacinto y llamaba a la puerta. Jacinto le abrió mientras hablaba por el móvil y decía algo así como:
– ¿Que Toribio está ardiendo y ha prendido fuego a un chalet?