Revista Cultura y Ocio

Cara anch*a

Publicado el 20 diciembre 2016 por Debarbasyboinas @DeBarbasYBoinas

Ya está, otra persona más en internet comentando sobre este nuevo palabro que se acaba de poner en boca de media España (y parte del extranjero) debido a una broma pesada de un youtuber llamado MrGranBomba. Si eres de esos que no te has enterado de que va esto, debajo de estas líneas adjunto el video original de este fenómeno viral (rescatado por un youtuber diferente al autor original, ya que MrGranBomba ha borrado recientemente ese video y su cuenta en Youtube a raíz de la polémica):

La verdad es que la referencia a este acontecimiento que se quiere dar en este texto pretende ser lateral, no quiero dar mucho más protagonismo a dicho hecho del que ya tiene de por sí, pero va a ser inevitable hacer algunas referencias a ello.

Internet es un mundo casi infinito, y dentro de este mundo, Youtube es una de las páginas web más importantes y reconocidas del mundo. La cantidad de videos que aloja esta web es casi incalculable, por lo que, en consecuencia, hay una tipología muy variada de videos: música, caídas, gameplays, reviews, montajes,… y así hasta un larguísimo etcétera.

En los últimos años, se ha reconocido la gran importancia social y cultural que tienen los llamados youtubers, sobre todo entre las generaciones jóvenes (de momento, y hasta que pasen unos cuantos años, me incluiré en estas generaciones).

Los youtubers (para los que no sepan que son, e intentando buscar una definición que reúna todas las características comunes de cualquier youtuber, tarea tremendamente complicada de realizar) son personas que normalmente hablan o actúan a la cámara, se graban, normalmente en su casa y de manera casera, y lo suben a Youtube para que todos los oigamos y los veamos.

Los temas sobre los que hablan o la clase de actuaciones que realizan son de muy diferente tipología, aunque independientemente de lo que digan o hagan delante de la cámara, los youtubers tienen el objetivo más o menos común de entretener a cualquiera que quiera verlos y oírlos al otro lado de la red.

A pesar de lo que digan algunos, personalmente pienso que lo que hacen los youtubers no es muy diferente a muchas de las cosas que se hacen en la vida real, la diferencia realmente residiría en el hecho de grabar (y grabarse) y subir el contenido de estas grabaciones a la red. Lo del cara anch*a no es una excepción en este sentido.

Según algunas opiniones que se vertieron a raíz de este video, parece que sólo a un youtuber se le podía ocurrir la peregrina idea de llamar cara anch*a a cualquiera que se le cruce en su camino. Menudo simplismo. Como si no se hiciesen ese tipo de cosas fuera de Youtube, o como si este fenómeno fuese solamente una consecuencia de ciertos usos de la tecnología.

En fin, lo que suele ocurrir en el 90% de estos y otros comentarios: análisis muy superficial de este tipo de fenómenos, que pueden ser de muy diferentes tipos: desde juicios morales y éticos sobre determinados aspectos de dicha acción, hasta la apreciación de lo que a cada persona le pareció más llamativo del video, pasando por responder a la pregunta  “¿quién es el culpable?”.

Todavía no he visto en la red ningún tipo de opinión que analizase este fenómeno viral en relación con fenómenos más complejos como, por ejemplo, el sistema de valores que impera en nuestra sociedad actual, o el sistema educativo (si alguien conoce alguna referencia de este tipo, le pediría que por favor ponga el enlace a dicha referencia en los comentarios, que me interesa mucho saber si hay ese tipo de referencias en la red y como son).

Y ya que he hecho esta demanda general de reflexión más elaborada sobre el fenómeno del cara anch*a, creo que me corresponde hacer (o intentar hacer) mi propia reflexión sobre este tema más allá de los aspectos superficiales de este video viral.

Para ello, me ayudaré de dos arquetipos de personas que denomino (a propósito de este video, y solamente en sentido metafórico, sin ánimo de ofender, solamente como sinónimos de “insultado” e “insultador”) “Cara anch*a” y “Cara ancha”, arquetipos que aunque tengan cierta caracterización general, no quiere decir que deban ser personajes estáticos, ni que una misma persona no pueda ejercer ambos papeles en diferentes momentos de su vida.

Los “Cara ancha” son un tipo de personas que disfrutan de su existencia intentando fastidiar a los demás (consciente o inconscientemente), ya sea en sentido físico o en sentido psicológico, pero que no quieren ningún tipo de responsabilidad por sus acciones. Es más, si pueden, intentarán echarle la culpa a las propias víctimas de sus acciones, con el objetivo, no solo de liberarse ellos de su culpabilidad, sino también para intentar regodearse más en el sentido de “salgo impune y aún encima le echan la culpa a mi víctima”, lo cual suele incrementar la chulería del perpetrador.

En definitiva, los “Cara ancha” son un tipo de personas que se podrían incluir (aunque no de manera exacta) en el refrán popular “tener más cara que espalda” (aunque habría más tipos de personas que se podrían incluir en el significado de este refrán).

Los “Cara anch*a” son las potenciales víctimas de las acciones de los “Cara ancha”. En su mayor parte, los “Cara anch*a” intentan ser educados e intentan contener su enfado ante las acciones que los “Cara ancha” ejercen hacia ellos, pero a veces pierden la paciencia (y las formas), y acaban emitiendo respuestas a estas acciones que no son correctas (éticamente hablando): insultos, bofetadas, agresiones,… Es cierto que los “Cara ancha”, por las acciones que suelen cometer contra los “Cara anch*a”, puede que muchas veces merezcan esas respuestas que emiten hacia ellos las victimas de sus acciones, pero en general no está bien (no es correcto moralmente) el uso de la violencia.

Los “Cara ancha”, cuando son menores de edad, suelen estar presentes en las escuelas, en el barrio, perpetrando las acciones opresivas de lo que se conoce como “bullying” o “acoso escolar”, ya sea de manera física o psicológica (aunque no todos necesariamente pasaron por esa etapa). En los casos más extremos, en los que se llega a procedimientos judiciales, se suelen aprovechar de su condición de menores de edad para que sean sus víctimas a las que se les eche la culpa de lo ocurrido y ellos salgan impunes.

De todas formas, no todos los “cara anch*a” necesariamente tienen que haber sido víctimas del “bullying” cuando eran menores de edad, pero todas las víctimas del bullying entran en el arquetipo de “cara anch*a”. Otras personas simplemente sufren alguna acción ofensiva hacia ellos de manera puntual, pero no sufrieron ningún tipo de trauma por ello, pues no fueron víctimas de la violencia continuada propia del bullying. Como no conozco personalmente al repartidor del video (quien sufre la acción de MrGranBomba y da la famosa bofetada), ni sé cómo fue su infancia, lo asigno a este último tipo de persona.

Cuando los “Cara ancha” llegan a la mayoría de edad, su camino vital se encuentra con una bifurcación: el camino de la maduración, donde admiten que lo que hicieron cuando eran menores de edad no estuvo bien y deciden continuar su vida de otra manera, o seguir como hasta el momento, y adaptar sus acciones al nuevo contexto de la mayoría de edad. En este último camino, se encontrarán con nuevas incorporaciones de personas que, debido a diversos motivos, se apuntan en ese momento vital a esas prácticas de fastidio a los demás.

En los primeros años de esa mayoría de edad, algunos de los que optan por ese camino se creen que no les va a pasar nada, algo así como si continuasen pensando en la “casi evasión” de responsabilidades de cuando eran menores de edad, un factor que, desgraciadamente a mi modo de ver, tiene bastante consentimiento en una parte bastante importante de la sociedad, bien sea por no querer ver ese asunto, o bien por fomentarlo, sobre todo a través de determinados modelos y valores educativos (alguna vez en este blog ya se aludió, por ejemplo, al concepto de “ley del recreo”, un concepto fomentador del bullying en las escuelas).

Personalmente creo que este aspecto de la “casi evasión” de responsabilidades es una parte bastante importante de lo que le pasó a MrGranBomba. Como tampoco le conozco personalmente, desconozco si en su escuela este chico era de los que perpetraban el bullying. Pero personalmente creo que MrGranBomba pensó que sus acciones no iban a tener consecuencias, de ahí la chulería que se sacó con todo el asunto de la denuncia y lo de “tengo ya muchas ganas de que nos veamos en el juzgado”.

Pero la repercusión social que tuvo ese video desde luego sí que fue una sorpresa. Precisamente creo que fue la chulería de MrGranBomba el factor detonante para que ese video pasara de ser una acción más de MrGranBomba a un video viral que generase un gran debate social, aunque insisto en mi creencia de que las acciones de MrGranBomba son en buena parte producto de modelos educativos fomentadores de violencia, y de referentes que aunque no nacieron con la intención explícita de educar o de inculcar ideas, en realidad sí que lo hacen (véase, por ejemplo, la televisión), y que desgraciadamente, muchas veces están a vueltas con violencia de diferentes tipos.

Independientemente del resultado de la sentencia judicial del juicio (si finalmente se llega a hacer) entre MrGranBomba y el repartidor, creo que la presión social ejercida a MrGranBomba es una gran victoria para la sociedad, en el sentido de que fue esa presión social la que consiguió que MrGranBomba dejase de hacer ese tipo de bromas que él hacía, y que para mí no tienen ninguna gracia. Además, seguramente ha hecho pensar a más de uno sobre hacer o no este tipo de bromas, aunque estoy seguro de que nunca se acabarán del todo.

¿Por qué? Básicamente porque, paradójicamente, es uno de los efectos negativos de la que probablemente sea la característica más positiva de Youtube: la democratización del contenido audiovisual, tanto de la producción como de la visualización de dicho contenido. Cualquiera puede subir a la red cualquier video, pero ello hace que de vez en cuando salga algún video como el ya citado. Por ello, los youtubers, y en general todos los que de una manera u otra subimos algún tipo de contenido a la red, debemos de ser autocríticos y pensar sobre las consecuencias de lo que subimos a la red.

Puede que esta entrada sea un fenómeno viral o no lo sea (es más probable la segunda opción), pero si puede ayudar a remover algunas conciencias, me quedo muy satisfecho. Y espero que esa presión social que se ejerció a raíz del citado video (que al fin y al cabo, no es tan importante como dicen) se ejerza todavía más ante asuntos más importantes para todos, y que son mucho más graves que el susodicho video: el ya citado bullying, la crisis económica, los recortes en aspectos como la sanidad y la educación, el paro, las guerras,…

Un saludo

Simón de Eiré

PD: para romper con el clima de seriedad de todo lo anterior y tomarnos algunas cosas con humor, debajo de estas líneas adjunto uno de los cientos de montajes que se realizaron sobre el video citado en el texto


Cara anch*a

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