Revista Diario
Tres guardias esta semana explican mi ausencia de esta casa virtual, pero también de la real. La otra tarde, el Terrorista me observaba mientras yo, buenamente, conseguía arrastrarme por las esquinas.
- ¿Sabes qué, mamá?
- ¿Qué, hijo? - respondí, con un hilo de voz, con la poca fuerza que me quedaba.
- Estoy pensando que tengo que encontrar algo para vivir sin trabajar.
Españolito hasta la médula, que es el niño, oigan.