El escritor y filosofo italiano Umberto Eco escribió en 1995 una lista de características comunes del fascismo. Entre ellas se encontraban: el culto a la tradición, el rechazo a lo moderno, el rechazo de la crítica analítica, el irracionalismo, la negación de la diversidad, el miedo al diferente, la obsesión por las conjuras y buscar enemigos, la vida como una guerra en la que nunca hay que dialogar ni pactar con los enemigos, el machismo, el llamamiento a una clase media y baja frustradas por la crisis económica y la falta de soluciones de los políticos, etcétera.
Yo observo absolutamente todas esas características en todas las fuerzas políticas de extrema derecha que han aparecido a lo largo y ancho del mundo en estos últimos años. Las veo claramente en el ideario de Vox en España por ejemplo, y también en el resto de populismos nacionalistas de extrema derecha que están brotando por el resto del mundo. En todos esos movimientos nacional populistas de extrema derecha puedo ver con bastante nitidez todas esas características comunes del fascismo.
La suma de todas estas características que aglutinan en su ideario partidos como Vox en España supone un muy difícil encaje de estas fuerzas y esas ideas en una sociedad que se quiera considerar democrática y que defienda los valores esenciales de los derechos humanos.
A estas características tan bien descritas en su día por Umberto Eco habría que añadir algunas nuevas que aparecen en estas nuevas fuerzas como son la homofobia o la xenofobia, aunque también ambas cabrían perfectamente en los apartados que Umberto Eco definió como el miedo al diferente, o la obsesión por buscar enemigos. Al final volvemos un poco a lo mismo, da igual que esos enemigos sean los judíos, los homosexuales, o los negros. El fascismo siempre tiene que buscar un enemigo o varios a los que culpar de todo, y que sirvan de chivos expiatorios.
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