"Los padres tóxicos usualmente provienen de historias tóxicas también e inconscientemente van repitiendo el mismo patrón con sus hijos, otros al darse cuenta del costo emocional que estas conductas negativas traen consigo, intentan hacer lo contrario que hicieron con ellos".
Existen padres realmente crueles, como las madrastras de los cuentos de hadas, pero ellos son muy reales, tienen el poder de hundir tu autoestima en vez de ayudarte a construirla y potenciarla, son capaces de destruir tu confianza, de generar vínculos de dependencia, de ahogarte con su amor, de insultarte y en casos extremos hasta de golpearte sin piedad. Hoy vamos a hablar de los padres tóxicos, que lamentablemente es una especie más común de lo que creemos.
El mito de que los padres aman a sus hijos de manera incondicional es una creencia que hay que ir dejado a un lado ya que hay personas que no saben amar, no se aman a sí mismas y no pueden brindar un vínculo saludable a sus hijos tampoco. Es aquí donde comienzan los problemas, una relación que se supone debe ser de protección y amor fácilmente puede convertirse en una pesadilla.
Estos padres tóxicos resultan dañinos para los hijos/as y también para el adulto, ya que este adulto irá creciendo en una montaña rusa de emociones, entre amor y odio, incomprensión e impotencia, orgullo y menosprecio; lo que acarreará graves conflictos internos, teniendo que acudir a terapia con graves consecuencias emocionales a causa de este vínculo nocivo.
¿Qué características tienen estos padres tóxicos? Son esos padres que te dicen que no vales nada, que sin ellos no eres nadie, critican cada paso que das, nunca demuestran su apoyo a menos que hagas lo que ellos te dictan. Como había mencionado, en casos extremos son los padres que golpean por cualquier tontería al niño, justificándose con excusas tan inverosímiles como que el niño es insoportable o indisciplinado y por supuesto, se merecía el castigo. Son padres que no están disponibles emocionalmente, ya sea mediante una marcada ausencia o porque padecen enfermedades (reales o inventadas) que los consumen; en el polo opuesto tenemos a los padres que se desviven por sus hijos y no los dejan respirar, cualquier atisbo de independencia se convierte en mala palabra y los terceros (parejas, amigos, trabajo) se convierten en enemigos de ese vínculo simbiótico que el padre intentará mantener a como dé lugar. Estos padres tratan al adulto como si fuera un niño pequeño eternamente.
Por supuesto que estas actitudes van dejando ciertas huellas en nosotros, como por ejemplo involucrarnos en relaciones abusivas o de dependencia emocional, puede incluso existir el miedo al compromiso. Algunas personas creen que valen tan poco que si las conocen de verdad entonces todo el mundo se va a alejar. A veces se le da demasiada importancia a la aprobación de los padres, temiendo ofenderlos con las decisiones de vida que toma el adulto. Son adultos inseguros, sumisos, con un sentimiento de culpa desmedida. Hagan lo que hagan estos niños indefensos, jamás podrán tener la aprobación de los padres, porque no se trata de amor, sino de manipulación o de llenar vacíos ajenos, algo imposible de lograr como hijo.
Tenemos que dejar claro que los adultos también son vulnerables, más allá de que el dolor quizás sea más intenso y menos manejable al ser un niño, las secuelas que dejan tras de sí estos vínculos tan dañinos, deben ser identificadas y tratadas para que finalmente uno pueda liberarse de esta trampa emocional.
Susan Forward, escritora norteamericana y autora de Toxic Parents nos dice que los padres tóxicos siempre generan sufrimiento en sus hijos mediante diversas técnicas, ya sea por maltrato psicológico y físico, manipulación, demandas desmedidas, control en diversas áreas (elección de parejas, amigos, carrera profesional) o una competencia solapada. Y la realidad es que hay padres que no toleran ni la felicidad ni el éxito que sus hijos puedan alcanzar.
Los padres tóxicos usualmente provienen de historias tóxicas también e inconscientemente van repitiendo el mismo patrón con sus hijos, otros al darse cuenta del costo emocional que estas conductas negativas traen consigo, intentan hacer lo contrario que hicieron con ellos.
Este tipo de relaciones fácilmente se salen de control, es por eso que los terapeutas recomiendan hablar sobre estos sentimientos con los padres, se debería intentar llegar a acuerdos con ellos. Lamentablemente, hay casos que son muy extremos y se torna casi imposible razonar con padres que siempre justifican sus actos (por más alocada que sea la justificación para ellos tiene sentido) y es ahí donde uno puede barajar la posibilidad de alejarse conscientemente de ellos, decisión muy difícil sin duda, pero a veces absolutamente necesaria.
Todos tenemos internalizado el concepto de que los padres son figuras positivas de protección y contención, pero la realidad muchas veces dista mucho de este ideal que nos ha sido inculcado.
Si has vivido o vives una relación tóxica con tus padres, el hablar será lo primordial, recuerda que si el vínculo se hace insostenible siempre puedes alejarte emocionalmente de este dolor. Comienza a liberarte de las relaciones que no te hacen bien, porque lo que importa es que aprendas a cuidarte, nunca es demasiado tarde para ponerse en primer lugar y amarse a una misma.