El desarrollo de los huesos comienza durante el periodo embrionario y continua a lo largo de toda la infancia. El esqueleto infantil se continua osificando hasta después de transcurrida la pubertad.
Los huesos infantiles se mantienen en crecimiento y poseen zonas más vulnerables compuestas de cartílago.
Principales características del hueso infantil
Cartílago epifisario. Se trata de un cartílago de crecimiento. Una lesión o traumatismo puede provocar un trastorno en el crecimiento del hueso.
Epífisis. Es el extremo del hueso que da lugar a la forma y el tamaño de las articulaciones. Mediante una radiografía pueden apreciarse las diferentes etapas de osificación. La proporción de cartílago es mayor en cuanto el niño es más pequeño, por este motivo los niños tienen pocas fracturas articulares.
Huesos más flexibles
El hueso infantil está formado por una mayor proporción de agua que el adulto, lo que provoca más elasticidad y flexibilidad.
Por sus características puede presentar tipos de fracturas o deformidades específicas: fracturas en espiral, en caña de bambú o en tallo verde.
Tienen gran capacidad de reparación, por lo que la curación se realiza en mejores condiciones y en menor tiempo que en el caso de los adultos.
Las complicaciones son raras y no aparece rigidez articular tras la escayola ya que responden bien a la inmovilización.
La dentición infantil
Es la denominada dentición de leche o primaria, el primer conjunto de dientes que aparece durante el periodo embrionario.
Brotan durante la infancia, generalmente entre los seis y ocho meses para ser sustituídos por la dentición definitiva al rededor de los siete y ocho años.
Para un buen desarrollo del esqueleto, es recomendable que los niños consuman entre 4 y 5 medidas lácteas diarias y vitamina D presente en alimentos como yema del huevo, quesos, mantequilla, margarina, salmón, atún y sardinas.
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