Este pobre lego no acaba de entender que en el PP tengan las santas narices de exponerse a que en cualquier momento les echen en cara los trajes de Camps y en el PSOE tres cuartos de lo mismo con los terrenos de Rollán.
Mientras que los partidos no se afanen en tener bien limpia su propia casa, carecen por completo de autoridad moral para reprochar nada a nadie. Además, estos casos de políticos pegajosos, que se mantienen adheridos al cargo contra toda lógica, inducen a pensar al votante suspicaz que este inexplicable sostenimiento contra viento y marea por fuerza debe obedecer a motivos turbios e inconfesables.
Que los echen ya, leñes.