Hoy los niños estaban por todas partes, y sus caras decían "fotografíame", y no he podido decir que no.
Creo que esta es la última entrada sobre Angkor, porque me voy mañana por la noche hacia Bangkok. Me da pena dejar este país sin haber visto más que lo que vé todo el mundo, pero tiempo es tiempo, y creo que merece un regreso y una husmeada mucho mayor en un futuro, así que ahí te quedas Camboya, guardadita en mi caja de los tesoros para que te pueda redescubrir. Espero, sea pronto.





















Y termino con la imagen curiosa del día, hasta los monjes necesitan su cigarrito para relajarse...
