Revista Salud y Bienestar
En un estudio realizado en Dinamarca. y publicado en el American Journal of Clinical Nutrition un equipo investigo cómo el aumento del consumo de carbohidratos y la reducción de los ácidos grasos saturados afectan la salud cardiaca. El equipo estudió a 53.644 hombres y mujeres que nunca habían sufrido un infarto, el equipo dividió a los participantes en tres grupos, según el índice glucémico promedio de los carbohidratos que consumían y luego, estimó el riesgo de sufrir un infarto según la composición de la dieta individual. El riesgo de tener un infarto disminuyó un 12% por cada 5% extra de calorías totales derivadas de carbohidratos, si el índice glucémico alimentario promedio era bajo. Entre los participantes con el índice glucémico alimentario promedio más alto, ese riesgo aumentó un 33% por cada 5% adicional de calorías consumidas provenientes de carbohidratos. No podemos decir que los ácidos grasos saturados no estén asociados con un aumento del riesgo de desarrollar enfermedad coronaria porque eso depende de con qué se los compare. Pero reducir el consumo de ácidos grasos saturados mientras se ingiere más pan integral, vegetales, papas y otros carbohidratos no refinados con un efecto no tan nocivo en el azúcar en sangre mejoraría la salud cardiaca.