"Cárdeno adorno" de Katharina Winkler
A la memoria, durante su lectura, nos viene aquella frase de Spinoza: "Nadie sabe lo que puede un cuerpo". La historia de Filiz, nacida en un rebaño, como ella misma cuenta, de numerosos hermanos y hermanas, es la historia de muchas mujeres. Duermen al raso, cuidan los corderos, se protegen de los lobos, se cuidan entre ellos y la madre los protege del padre. "El honor del padre es lo más importante." Las jerarquías ancestrales siguen ejerciendo una violencia interna, inhumana.
Con gran delicadeza, Cárdeno adorno evidencia el espanto de tantas niñas y mujeres ante sus verdugos -que a menudo son sus propios padres, abuelos, maridos, hermanos...-, ante la dominación masculina violenta, basada muchas veces en la tergiversación de conceptos como el amor, la religión o el honor. Filiz es bella y posee una luz interior que le hace creer a toda costa que puede aspirar a algo más. La magia, las tradiciones, los sueños... Ella despliega toda su herencia cultural para crearse un manto con el que enmascarar a su peor enemigo, su enamorado. Yunus es guapo, joven, pero utiliza una violencia atávica e intolerable como modo de autoafirmación: una agresividad injustificada, la tortura contra aquella que será la madre de sus hijos, una Filiz herida, asustada, ornada de golpes y cardenales por todo el cuerpo. Filiz deseará morir en más de una ocasión sin que a nadie le importe, Filiz se caerá y se levantará mil veces. Su llanto es un llanto universal, el llanto de todas las mujeres maltratadas.
Una novela inolvidable, hermosa y estremecedora.
Editorial: Periférica (2018)
Formato: Tapa blanda / Versión Kindle
Sobre la autora: Katherina Winkler
Mejor que lo leáis vosotros mismos. Es, de largo, el libro más duro y triste que he leído en toda mi vida y, por la crueldad que cuenta, me ha dejado bastante chafado.
Trata de una chica que es maltratada hasta la saciedad, primero por su familia musulmana en Turquía, y finalmente en Austria por su marido, Yunus. Es un verdadero infierno lo que vive esta pobre chica, cuya edad no importa, porque empieza muy joven y a medida que va creciendo el infierno también crece con ella. Y cuando ya parece que está extasiada de golpes, que ya no puede más, los golpes, las palizas continúan. Y esto que ella estaba enamorada, perdidamente enamorada de su marido, pero sale del fuego para caer en las brasas, nunca mejor dicho. Y las brasas son terribles. Para ella y para sus hijos. Los motivos, da igual. Cualquier motivo es suficiente para clavarle una paliza, un golpe, un dedo roto. Y cuando no hay motivo suficiente, también. Y si no, la penetra. La estupidez de Yunus es infinita.
Este comentario no me gustaría que sea un aliciente para no leer el libro. Todo lo contrario. Hay que leerlo. Para abrir los ojos ante una lacra con la que convivimos. No podemos estar ciegos ante estas crueldades. Al contrario, debemos tener los ojos bien abiertos. Y este es un aliciente más. Os lo recomiendo encarecidamente.
Está contado en capítulos muy cortos. Con un estilo muy tierno. Que se lee muy rápido. Precisamente en la ternura que desprende radica la grandeza de este libro. Y no le quita dureza en absoluto. No nos engañemos, ahora.
Reseñado por Artur Undebarrena Canal
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