La salud vende, y sólo con dar una vuelta por un supermercado podemos comprobarlo de primera mano: saludable, natural, sin grasas, bajo en calorías, etc. Sin embargo, que sea el propio fabricante el que bautice a su producto como "saludable" no parece ser muy fiable. ¿Y qué ocurre? Que muchas sociedades científicas ven en los sellos de calidad una nueva fuente de ingresos, y así se avalan pañales, geles íntimos, chicles sin azúcar, productos para la piel, etc.
Un ejemplo que nos encanta recordar es el "mítico" jamón cardiosaludable que comentó Vicente Baos en este post de su blog El Supositorio, que cuenta con un sello de la Fundación Española del Corazón. Otro muy habitual son los productos lácteos para el colesterol o los huesos, que en este caso no cuentan (por ahora) con ningún sello de apoyo.
En Estados Unidos, el país donde nació y creció el marketing, nos llevan años de ventaja en estos temas. La American Heart Association promueve desde 1995 el programa Heart-Check que otorga un sello de calidad a los productos alimenticios y a los restaurantes. ¿El beneficio para el producto? Por supuesto, un incremento de ventas que demuestra que el sello cambia la percepción del consumidor sobre el producto, como puede verse en el folleto para la industria que edita la propia asociación.Este sello de calidad para productos cardiosaludables es el protagonista de una demanda judicial que ha interpuesto Kerry O'Shea en New Jersey ya que se ha otorgado el citado sello Heart-Check a más de 30 sopas de la conocida marca Campbell's. Según la demanda, los productos superan los contenidos mínimos que la propia AHA difunde como saludables, alcanzando cifras de 410 miligramos de sodio por ración. Para saber más del tema, no os perdáis estas noticias en ABC News, Food Navigator o Bloomberg. Además del proceso judicial, una duda nos corroe: si el interés de la asociación es mejorar la educación de los ciudadanos y promover el consumo responsable, ¿por qué se cobran unas tasas por evaluar el producto? Con datos de 2003, la American Heart Association se embolsaba 7500 dólares por producto (con descuentos si se evaluaban más productos de una misma marca) y 4500 dólares por renovar el sello. En 2002 los ingresos del sello superaron los dos millones de dólares. Una compañía como Subway, que cuenta con el sello en algunos de sus menús, puede pagar 700.000 dólares a la AHA por contar con ese "cardio-apoyo".