Si tuviera que poner un subtítulo a este juego sería: “o cómo engancharte a lo tonto a los juegos de mesa”. En agosto de 2009 mi hermana tuvo a bien regalarme este juego con motivo de mi cumpleaños. La verdad es que si pretendía que añadiera otra afición a mi lista lo consiguió: desde entonces mi colección ya cuenta con cerca de 20 juegos.
NOMBRE: Carcassonne
AUTOR/ES: Klaus-Jürgen Wrede
EDITORIAL: Devir
Nº JUGADORES: 2-5
TIEMPO DE JUEGO: 30-45 minutos aproximadamente
EDAD: Más de 8 años
Para los que no lo sepan (yo no lo sabía), Carcassonne es una ciudad francesa famosa por sus murallas y por su aspecto típicamente medieval. Tomando como referencia esa ciudad, un alemán llamado Klaus-Jürgen Wrede diseñó este juego de mesa que se ha convertido en un clásico moderno y que ha atraído, junto con “Los colonos de Catan” (otro día hablaré de él), muchísima gente al mundo de los juegos de mesa.
En Carcassonne el tablero es diferente cada vez que se juega, ya que los jugadores van sacando losetas y colocándolas como mejor les convenga. Las losetas siempre deben coincidir correctamente con las adyacentes: es decir, caminos con caminos, ciudad con ciudad, verde con verde…
Cada jugador elige un color y recibe 7 simpáticos muñequitos llamados meeples. Una vez haya colocado una loseta en el tablero, debe decidir si coloca un meeple en esa loseta o no. Dependiendo de dónde lo coloque, el meeple se transformará en diferentes cosas:
- Si lo coloca en un camino será un ladrón y ganará puntos cuanto más largo sea éste.
- Si lo coloca en una ciudad será un caballero y ganará puntos en relación con la extensión de esa ciudad.
- Si lo coloca en una pradera será un granjero y ganará puntos por cada ciudad a la que alimente su pasto.
- Si lo coloca en un claustro será un monje y ganará tantos puntos como losetas rodeen ese claustro.
Pero colocar un meeple de nuestro color no es tan fácil ya que tenemos que tener mucho cuidado con que el lugar donde queramos situarlo no pertenezca ya a otro jugador. Esto es un poco difícil de explicar sin tener un esquema o un ejemplo delante así que no me voy a parar a detallarlo. A grandes rasgos, el final del tablero que haya en ese momento, los cruces de caminos y las murallas de las ciudades se consideran una separación a efectos de colocar meeples en el juego.
Según se vayan completando caminos, ciudades o claustros a lo largo de la partida, se recuperan los meeples involucrados y se van contando los puntos. Para ello existe un pequeño tablero donde los jugadores van sumando sus puntuaciones. Cuando se haya colocado la última loseta la partida termina y se realiza el conteo definitivo de puntos. En ese momento se cuentan los puntos de los granjeros (hasta ese momento no se tocan) y del resto de meeples que continúen en el tablero.
Aprovechando que en dos días llegan las navidades os aconsejo Carcassonne para regalar. Su mecánica es sencilla, tiene cuatro reglas que se entienden a la primera (quizá la más complicada es la de los granjeros, pero en las primeras partidas podéis probar a jugar sin ellos), es bonito y diferente al resto de juegos de mesa que pueblan los centros comerciales. Podéis encontrarlo bastante fácilmente en tiendas de juguetes o en tiendas online como Dracotienda.
Con Carcassonne descubrí un mundo increíblemente divertido que nunca pensé que existía. Os animo a probarlo y a que me contéis qué os ha parecido. Sin duda, a Carcassonne le doy la nota más alta.