Érase una vez una soñadora dormida que se dedicaba a “cargarse” a los otros en lugar de hacerse cargo de si.
Y como mis sueños se quedaban perdidos en mi soñar porque no Hacía nada para REALizarlos, cuando aparecía, veía a alguien que lo había logrado o estaba en ello, y Creía que yo era “más” que esa persona, que yo estaba mucho más cualificada, preparada, que no era justo que ella/él sí y yo no…, entonces es cuando saltaban los muelles de la envidia, de la prepotencia y de la cobardía para “dar su nota” y hacerse escuchar.
Para no sentirme tan insignificante, tan mediocre, tan vulgar (por no Ser todo lo que sabía que podía llegar a ser y no estaba siendo) me los tenía que “cargar”. Y así hacía, a través de la crítica. Cualquier detalle insignificante, absurdo y fuera de lugar servía. ¡Qué más da! Lo importante era ver y juzgar la sombra (o no sombra) del otro para así no mirar y ocuparme de la mía.
Perdón, perdón, perdón…y mil perdones…a mí (que es lo que más cuesta) y a “ellos”, aunque no lo sepan.
¿Qué hacía que yo no manifestara todo mi potencial y “me quedara como estoy”?
- MIEDO
¿A qué?
- A salir a la Luz, ya que si te expones “al público” existe la posibilidad de que los “cargadores de soñadores” te pongan a parir
- A sentirme rechazada, abandonada, cuestionada
- A no sentirme lo Perfecta que quería ser
- A fracasar y a la derivada aparición de doña frustración, de la que era intolerante
Todas estas excusas = no creer en ti = falta de Amor propio (la base para ser feliz)
Poco a poco, me fui dando cuenta de la trampa en la que estaba cayendo, al verme reflejada en otros que hacían lo mismo (y que no me gustaba nada) y al sentir, cada vez más fuerte, un dolor en el Corazón, en mi Alma…cuando actuaba (porque era puro teatro interpretando al personaje inventado de “pobrecita de mí”) de esa manera. Mi actitud me avergonzaba y luego me machacaba por habérmelo permitido, una vez más.
Para los que estamos en el camino de Regreso a nuestro Hogar, llega un momento en que tu propio engaño ya no puede engañarte más y dices: ¡Basta ya!. Entonces te das al Stop, te desprendes de soberbias, pedanterías, arrogancias, engreimientos y vanidades, y re-coges Humildad.
Simultánemante, no sé si va antes el huevo o la gallina…, dejas de pensar tus sueños y comienzas a ACTUAR. Tu zona de confort se vuelve incómoda. Ya no puedes estar ahí más.
Es hora de saltar al vacío, de cambiar, de atreverse, de descubrir, de volar, de disfrutar, de jugar, de SOLTAR creencias, objetivos, exigencias, durezas, luchas, resistencias…, de aceptarte tal y como eres, tan perfectamente imperfecta, de CONFIAR en ti, de Volver a Empezar.
Que lo consigas o no es lo de menos. Lo importante no es el destino sino el camino. El camino es el destino.
- Es no quedarte con las ganas, no arrepentirte de lo que no has dicho o hecho.
- Es Ser quien has venido a Ser y no quien te han/has hecho Creer que eras.
- Es ser Tú, la versión original y no “una copia de”.
- Es ser el ejemplo que quieres ver en el Mundo.
- Es sentirte orgulloso de quién estás siendo.
- Es poder dormir en Paz.
Y para ello, es imprescindible la honestidad y “mover el culo” de la cueva en la que te has encerrado.
Los intentos son el éxito porque para dar el paso, el primero y los que le seguirán, tienes que enfrentarte a aquello de lo que llevas huyendo toda tu vida, y para esto…hay que ser muy muy muy Valiente, digno de respetar y de admirar. Lo llaman Responsabilidad.
Sólo yo puedo elegir cómo vivir mi vida y de qué/quién la voy a llenar. Sólo yo puedo decidir AMAR (me).
Si la montaña no va a Mahoma, la montaña se queda como está.
Mahoma tiene mejores “cosas” que hacer que “sacarme las castañas del fuego” cuando ni siquiera me he levantado para irlas a buscar.
Y así fue cómo pasé de cargarme al otro
a hacerme Cargo de Mí
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