Tal vez pocas cosas sean más difíciles para un poeta lírico que no encararse a sí mismo. Carina Sedevich lo consigue practicando una especie de sinceridad letal. Parece escribir frente a un pelotón de fusilamiento.

Cuando yo tenía doce años no comía.
Mi mamá me decía que me iba a morir.
Pero yo acariciaba mis pómulos,mis costillas, los huesos de mi pelvis.
No hay nada, mamá, como el sabor de la muerte.

Carina Sedevich. Incombustible. Alción Editora, mayo 2013. Texto de la contraportada: Silvia Camerotto.
Lee la entrega anterior de la poesía de Carina Sedevich:
CARINA SEDEVICH 18
