Revista Cine

Carl Theodor Dreyer, la pasión del cine danés

Publicado el 13 diciembre 2012 por Ruta42 @ruta42
Carl Theodor Dreyer, la pasión del cine danés

Renée Jeanne Falconetti, interpretando a Juana de Arco

Si los suecos tienen a Bergman, los daneses tienen a Dreyer. Este segundo, anterior al autor de “Fresas salvajes”, también supone uno de los primeros exponentes del cine de autor europeo, preocupado siempre por la visión original y propia de su cine.

Educado estrictamente en el luteranismo, Dreyer viviría a caballo entre el periodismo y el cine, su gran pasión, que no siempre le sería tan pujante económicamente como él hubiese deseado. No fue un director prolífico, y prefirió insuflar a cada una de sus obras su amor por el arte. Rodaría poco más que dos decenas de films, entre los que destacan “Gertrud”, “Ordet”, “Vampyr - Der Traum des Allan Grey ” y “La Passion de Jeanne d’Arc” (“La pasión de Juana de Arco”), la primera de sus películas que en 1928 le daría a conocer por la geografía europea, aunque no fuera un éxito en taquilla.

“La pasión de Juana de Arco” cuenta la historia del proceso que la francesa vivió en los juzgados ingleses hasta acabar quemada en la hoguera por herejía. Primero, Juana se negará a hablar de las revelaciones que le ha hecho San Miguel y el propósito que Jesucristo la encomendó,  de la misma manera que a desprenderse de su ropa masculina. Tras sufrir burlas, castigos, duras preguntas, torturas y algún que otro intento de caridad y salvación, Juana será incinerada.

La obra contempla un gran sentido visual que desbanca cualquier atisbo de heroísmo, para centrarse en el alma de los últimos días de Juana de Arco. Así, la pretensión de Dreyer sin embargo no es hacer una revisión historicista de los últimos días de la Doncella de Orleans, sino crear su propia visión crítica del suceso. Para ello Dreyer conjuga su película en dos acciones complementarias: Juana de Arco, y lo que sucede en torno a ella. Las acciones de los clérigos, los jueces y el resto de personajes se complementan con la reacción de la protagonista.

Todos los primeros planos de la actriz Renée Jeanne Falconetti, la Juana de Arco que sufre el castigo de aquellos que representan a su dios, parecen buscar profusamente al personaje del mito, a la verdadera heroína que dio su vida por salvar a su país durante la Guerra de los Cien años. El realizador danés encuentra en las expresiones de la actriz el miedo, la desesperanza, el desencanto pero también la firmeza y la fe en las creencias propias. La pasión, recorriendo los poros de la piel de Juana que ve como su vida se deshila entre tribunales y torturas.

A pesar de ser el trabajo que proyectó la carrera de Dreyer y convertirse en una de las más representativas del cine silente, los esfuerzos de la cinta por sobrevivir no han sido parcos. La primera mutilación de esta fue sufrida en Francia al poco de su estreno, donde se modificó una película que, inconcebiblemente, significaba una crítica a la muerte de una de las figuras más representativas del país galo. Convertida ya en un objeto de censura, el negativo original de la copia quedaría igualmente deshecho en el incendio de la Universum Film AG (UFA) en 1928. Dreyer intentaría entonces crear un nuevo negativo que, igualmente, sería destruido un año después.

La mala suerte se ceñía con una película de la que más tarde se volvería a encontrar un negativo que, muy a pesar de Dreyer, caería en manos de Joseph LoDuca, que realizó una versión de la cinta contraria a la idea que Dreyer quería mostrar.
Por fortuna, en la actualidad, se vuelve a contar con la versión original, que parte de una restauración de la Cinemateca Francesa de una copia encontrada en Olso de la primera versión. Aunque por entonces ya había pasado más de una década de la muerte de Dreyer.

Carl Theodor Dreyer, la pasión del cine danés

Cartel de la película

La pasión de juana de arco (La Passion de Jeanne d’Arc )
1928, Francia
Carl Theodor Dreyer
Societé generale de films

Carl Theodor Dreyer, la pasión del cine danés

Dafne Calvo

Por afecto o por defecto, pero me encanta el periodismo. Sueño con un mundo dibujado sobre viñetas, donde esté prohibido comer palomitas en el cine.

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