Año: 2019
Editorial: Dilatando Mentes
Género: Ensayo (¿Fantasía?)
Un texto difícil de encasillar
Como lectora, ya estoy acostumbrada a que las propuestas de Dilatando Mentes sean obras extravagantes, productos raros que no suelen casar con la tónica general de publicaciones o que, directamente, te desautomatizan como lectora. Fue el caso, por ejemplo, de la magnífica Ojos verdes, negra sombra, ganadora del Guillermo de Baskerville a mejor novela del año pasado. Y, sin embargo, me reconozco alucinada con Magia del caos para escépticos; incluso para esta editorial, para su hacer habitual, es sorprendente. Vayamos por partes. ¿Qué demonios es la magia del caos? Os dejo el texto de la editorial, que además explica el concepto del libro:
Pragmática, heterodoxa, anárquica y contracultural, la Magia del Caos irrumpió en la Inglaterra del último cuarto del S. XX para trastocar irreversiblemente los fundamentos y la práctica del ocultismo. Desde entonces ha gozado de gran predicamento en los países anglosajones, no así en España y en el ámbito hispanohablante, donde su difusión ha sido mucho menor. Se trata, dada la condición transgresora y rabiosamente contemporánea del caoísmo, de un vacío inexcusable que el presente ensayo tiene como objeto subsanar exponiendo sus teorías, métodos y virtudes al lector versado en las artes mágicas pero también, muy especialmente, y aunque suene paradójico, a quienes tienen a gala practicar un saludable y firme escepticismo.
Magia del caos para escépticos es, como su título indica, una aproximación teórico-filosófica a la magia del caos para aquellos que contemplan lo que podríamos denominar "movidas paranormales" con absoluto escepticismo. ¿Soy yo una escéptica? Podría decirse que sí; soy una persona susceptible a la que el ocultismo le parece interesante a nivel teórico, pero en general tiendo al agnosticismo. Así pues, soy el público objetivo de este ensayo. Si vosotras también lo sois y os ha llamado la atención la sinopsis, no os lo penséis mucho más.
Magia del caos para dummies
Lo que Carlos Atanes hace en este breve pero concienzudo ensayo (ciento setenta páginas, en papel, con muchas ilustraciones y con notas a pie para redondear toda la información que plantea) es, para empezar, trazar un recorrido histórico de la disciplina. Así, se mencionan personajes tan conocidos como Aleister Crowley o Alan Moore, además de otros que al profano le resultan más ajenos, como Robert Anton Wilson. Atanes habla de las obras de estos autores, de la relación que se establece entre estos y la magia del caos y emplea esto como base para explicar una serie de características y paradigmas que esta presenta.
Pero sí he experimentado, aunque esporádicamente, de forma siempre inesperada y, desde luego, muy alejada de esa sensación de horror -por fortuna no he vuelto a vivir nada parecido al sueño descrito, y toco madera-, sí he experimentado a lo largo del tiempo, digo, una serie de fenómenos curiosos relacionados con la clarividencia, la precognición o, simplemente, con la sincronicidad, que, aun no siendo demasiado extensa, basta para poner en entredicho algunas de las certezas sobre el funcionamiento de la realidad que una mentalidad escéptica como la mía debería, dicen, tener por incuestionables.
Vaya por delante que, pese a lo que pudiera parecer, se trata de un ensayo al que es fácil aproximarse. Sí, utiliza terminología compleja y hace referencia a elementos de semiótica, filosofía y ocultismo que no son precisamente sencillos de comprender, esto por descontado. Sin embargo, Magia del caos para escépticos se plantea desde una perspectiva más divulgativa que inaprensible. Cada concepto queda explicado de la manera más diáfana posible, e incluso en los momentos en los que los conceptos o las teorías se acumulan, formando un todo teórico muy complejo, Atanes consigue que sus razonamientos queden muy claros.
Dicho esto, diré que me parece, como ya habréis deducido a lo largo de la reseña, una excelente aproximación a la teoría que se encuentra tras el desarrollo de la magia del caos. Me ha parecido muy sorprendente, por ejemplo, cómo se centra tanto en cuestiones referidas al lenguaje (y a las funciones lingüísticas), la performatividad y a la consecución de determinados objetivos mediante la sugestión, propia y ajena. Por supuesto, queda claro que la magia del caos no es solo sugestión ni autoconvencimiento, pero es uno de los argumentos que Atanes emplea para hacer ver al lector que la magia está más cerca de lo que parece.
Por otro lado, también se proponen en Magia del caos para escépticos algunas herramientas que el profano puede utilizar para desarrollar su conocimiento de la magia o su aproximación al caoísmo. Esto convierte el texto en una suerte de manual, algo más performativo, más pragmático, que incentiva el interés del lector y hace que la cercanía con todo el texto sea mayor. Creo que es importante insistir aquí en el hecho de que, como se precisa en la cita que aparece más arriba se trata de una obra destinada a los escépticos, aquellos que contemplan desde lejos y que a veces son susceptibles pero no tienen por qué creerse este tipo de cosas. Como parte de ese público, me resulta una obra que funciona muy bien: tal vez no termine de convencerte del todo, pero desde luego invita a la reflexión.
Y un ratito de pensar en cosas ocultistas nunca viene mal, ¿verdad?