El próximo presidente municipal de Tijuana se llamará Carlos, los dos principales contendientes para dirigir esta “papa caliente” llevan este nombre propio.
Carlos Torres es un joven político que defiende el color azul, Carlos Bustamante un viejo lobo de mar que representa al tricolor.
En las últimas horas los comentarios sobre el avance de la juventud sobre la vejez han sido claros, ayer el importante gremio de transportistas en la ciudad se inclinaba por el prospecto del PAN y con tanto joven en Tijuana es difícil que gane Carlos Bustamante, a quien se le relaciona con los años turbios del PRI.
A estas alturas es difícil soñar con una presidencia municipal de antaño, a donde se llegaba para enriquecerse y obtener experiencia política para buscar llegar al gobierno del estado o a una senaduría, hoy es como sacarse la rifa del tigre, es por principio de cuentas perder la tranquilidad familiar, desde el día uno hay que vivir bajo un cerco policial que busca proteger, pero con el grave riesgo de ser “vendido” y sufrir un atentado o un secuestro, luego habrá que gobernar una ciudad cuyo principal problema será el endeudamiento que le dejará la actual administración y tercero, lidiar con una ciudad desgastada por el comportamiento de sus habitantes y la falta de turismo que afecta a toda la frontera de México.
Ser presidente municipal de Tijuana o de alguna de las principales ciudades del país ha dejado de ser un premio de compadres para convertirse en un reto gigante, donde a todos nos beneficia que quien llegue a la silla presidencial haga un buen papel, si al presidente municipal le va mal a nosotros ya nos habrá ido peor.
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