La autora, Margarita Saldaña, perteneciente a la familia carismática de Foucauld, escribe la semblanza biográfica y espiritual del futuro santo tomando como fuentes sus innumerables cartas .
Sal Terrae publica la última biografía de Carlos de Foucauld, El hermano inacabado, escrita por primera vez en castellano por una mujer, Margarita Saldaña, perteneciente a la familia espiritual fundada por el beato. Como miembro de un grupo de investigación sobre Carlos de Foucauld, la autora ha rastreado diversas fuentes disponibles para escribir una semblanza biográfica y también espiritual con datos rigurosos, contrastados y algunos, incluso inéditos. Toma como fuentes sus obras espirituales y la ingente correspondencia del "marabú cristiano", cartas que en ocasiones traduce por primera vez al castellano y son piezas clave de la trama biográfica. "Ciertos extractos de las cartas de Carlos a su prima Marie de Bondy o a su hermana Mimí han visto la luz, mientras que la correspondencia con su cuñado Raymond no ha sido jamás publicada", anuncia la autora ante el libro dedicado al hermano universal que será canonizado el 15 de mayo.
El libro se apoya en la palabra de Carlos de Foucauld. Todas las citas están documentadas, ubicadas en su contexto -fecha, lugar y, en el caso de la correspondencia, destinatario-. A pie de página, las referencias bibliográficas de los textos publicados, según las versiones francesas más recientes. Otras citas aparecen sin referencia bibliográfica por ser inéditos total o parcialmente, y que han sido consultados en los archivos de la Postulación.
La primera parte del libro, el retrato biográfico de Carlos de Foucauld, gira en torno a la metáfora de la "exploración" porque cada fase de su itinerario existencial corresponde a la búsqueda intensa y apasionada del protagonista, como así destaca la autora. La segunda parte, la semblanza espiritual, gira en torno a la "irradiación", porque es fuente de inspiración para los creyentes. En su conjunto, Margarita Saldaña revela las dimensiones de su vida y su carácter de proceso abierto que hacen de él un hermano inacabado: "un hombre que aspiró a ser hermano universal, que orientó toda su existencia hacia el horizonte de la fraternidad y que al mismo tiempo experimentó ciertos límites y sombras que le impidieron ser y sentirse plenamente hermano de todos".
La autora describe la influencia de su director espiritual en todo su proceso. Sus palabras, "ocupar el último lugar", se convirtieron en su eje vertebrador. El padre Huvelin repetía a menudo: "Nuestro Señor ha elegido de tal manera el último lugar que nadie se lo ha podido arrebatar jamás". Y Carlos de Foucauld se imaginaba ese último lugar en su propia realidad: "Nuestro Señor Jesucristo vivió pobre, trabajando, ayunando, oscuro y despreciado, como el último de los obreros, pasó días y noches solitarias en el desierto. Yo amo a nuestro Señor Jesucristo, aunque con un corazón que quisiera amarle más y mejor, pero en fin, yo le amo, y no puedo soportar llevar una vida diferente de la suya, una vida suave y honorable mientras que la suya fue la vida más dura y despreciada que jamás haya existido. No puedo atravesar la vida en primera clase mientras que Aquel a quien amo la atravesó en la última". El papa Francisco al final de su encíclica Fratelli tutti, se refiere a Carlos de Foucauld: "Él fue orientando su sueño de una entrega total a Dios hacia una identificación con los últimos, abandonados en lo profundo del desierto africano. [...] Quería ser, en definitiva, "hermano universal". Pero solo identificándose con los últimos llegó a ser hermano de todos". Este texto de Margarita Saldaña ofrece sin duda pistas interesantes para conocerle mejor.