Gulika se sentía aliviada con la placentera media g de desaceleración que el Senior VI mantenía de forma constante. Los últimos seis días habían sido una de las experiencias más gratificantes en más de una década. El miedo a caerse persistía, pues sus pasos sobre la cubierta de recreo eran inseguros, con las manos siempre cerca de la pared por si las piernas le fallaban; pero no se podía negar que estaba caminando. Ella sola. Ankur la vigilaba desde su asiento, los puños firmemente apretados en el reposabrazos, listo para saltar a la más mínima señal de que Gulika fuera a caerse. «No voy a caer», se dijo la anciana. Le dedicó una sonrisa tranquilizadora a su marido y agitó las manos de forma pausada para demostrarle que tampoco hacía falta que se apoyara para mantenerse en equilibrio. Al otro lado del comedor, la Informante de Travesía sonreía condescendiente. […]
Revista Cultura y Ocio
Carlos P. Casas: La jubilación en las lunas de Júpiter
Publicado el 04 mayo 2018 por Libros Prohibidos @Librosprohibi2Sus últimos artículos
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