Revista Cultura y Ocio
Carlos X era hermano de Luis XVI y de Luis XVIII. Al estallar la gran Revolución Francesa se exilió ya en julio de 1789 aspirando a liderar la contrarrevolución desde fuera del país.
Al llegar la Restauración fue coronado rey Luis XVIII. No gustó nada a nuestro personaje la aprobación de la Carta Otorgada ni los aspectos más moderados (muy pocos) de la política de Luis XVIII, así se convirtió en líder de los ultramonárquicos.
En 1824, tras la muerte de Luis XVIII, se convirtió en el nuevo rey de Francia con el nombre de Carlos X. Aunque al principio mantuvo la Carta Otorgada que había prohibido, concedió una amnistía y suspendió la censura, muy pronto mostró su verdadero carácter ultraconservador.
Su ceremonia de coronación en Reims (mayo, 1825) no dejó lugar a dudas, tampoco su atuendo para uno de sus retratos oficiales (imagen).
Un talante cada vez más absolutista que parecía ignorar la corriente de la Historia. Leyes como la que contemplaba una indemnización a los emigrados o la "Ley del sacrilegio" estaban dictadas desde el deseo de venganza. La gota que colmó el vaso fueron las famosas cuatro ordenanzas de Saint Cloud (julio, 1830) por las que disolvió la Cámara de los Diputados (que se opuso al ministerio ultra dirigido por Polignac), alteró la ley electoral para impedir la elección de sus adversarios, convocó nuevas elecciones y acabó con la poca libertad de prensa:
“Art. 1. La libertad de prensa periódica queda suspendida (…) en consecuencia, ningún periódico o escrito periódico o semiperiódico (…) sin distinción de las ideas que trate, podrá aparecer, sea en París o en los departamentos, sino en virtud de una autorización que hayan obtenido de Nos separadamente los autores y el impresor. Esta autorización deberá ser renovada cada tres meses y podrá ser revocada” Ordenanzas de Saint-Cloud (25 de julio, 1830)
Los periodistas, encabezados por el liberal A. Thiers, llamaron a la resistencia. El día 26 de julio algunos manifestantes profirieron gritos de ¡Abajo los Borbones!. los días 27, 28 y 29 de julio el pueblo se echó a la calle llenando París de barricadas
El mariscal Marmont, al mando de la situación en la capital, aconsejó al rey que derogase las Ordenanzas para calmar al pueblo. Carlos X se negó. Muchos miembros de las fuerzas de Marmont desertaron y simpatizaron con el pueblo.
Carlos X, ante su desesperada situación, destituyó a sus ministros a los que culpó de los hechos. Con este acto perdió el único apoyo que tenía, el de los ultramonárquicos.
El 2 de agosto partió por segunda vez hacia el exilio. Murió en 1836.
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