Cuando alguien quería dejar atrás su pasado se inscribía en la Legión Extranjera con nueva personalidad, como simbólicamente ha hecho la diputada catalana Carme Chacón al travestirse con el nombre de Carmen. Aunque sólo sea una letra más, el mensaje es radical.
Quiere aparecer como española de todas partes. Su asesor de imagen, marido y gurú de las relaciones públicas, Miguel Barroso, le ha aconsejado que se descatalanice para aspirar a la Secretaría General del PSOE que ambos ambicionan.
La exministra de Defensa, cuyo pacifismo y appeasement-apaciguamiento dejó un patético recuerdo entre políticos y militares extranjeros, admite ahora que el PSOE cometió un error "primando y sobreexhibiendo el discurso territorial por encima del social, lo que hemos pagado en Cataluña y en toda España”.
Y tanto: el PSC-PSOE con ella como número uno por Barcelona perdió por primera vez en democracia las elecciones generales en Cataluña, igual que se hundía Rubalcaba en Madrid.
Chacón descubre ahora que su territorialismo “no dio respuesta a las necesidades ciudadanas” al imponer el nuevo Estatuto catalán, capricho concedido por el zapaterismo a la Generalidad gobernada por el tripartito del socialista-nacionalista Pasqual Maragall.
Esa es una de las causas del hundimiento del PSOE, que primaba las demandas más insolidarias de los políticos catalanes bajo la influencia de Chacón sobre un Zapatero que la obedecía fascinado.
Su rival de ahora, Alfredo Pérez Rubalcaba, estaba contra aquellas concesiones, pero no tuvo la valentía de enfrentarse a ella, a Zapatero y al entonces presidente de la Generalidad, inspirador de aquel irresponsable Estatuto.
Mal irá el PSOE si no encuentra más candidatos que una travestí política dirigida por un fabricante profesional de jabón e imagen, y un hombre mucho más inteligente y equilibrado, pero cobarde por no oponerse a las insensateces.
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