Revista Cultura y Ocio
© Editorial DestinoMe han enviado hoy una frase que suscribo: «Algunas cosas pueden parecer nada y lo son todo. Hay que saber ver, aprender a apreciar lo menudo y a despreciar lo que sólo hace bulto. Nada que parece grande ni que reluce en exceso tiene gran validez. Lo bueno es aquello que sin grandes destellos lo llena todo». La intención, que agradezco, era recordarme que hoy es el centenario del nacimiento de Carmen Laforet; por eso la frase llevaba a su pie el título de su obra más conocida, Nada; y el nombre y el apellido de su autora. Así aparece en muchas páginas en la red, en muchas imágenes en las que ese texto se muestra con voluntad dudosamente artística en colores, formatos y adornos, y siempre con la mención de autoría de Carmen Laforet. He podido comprobar que esas palabras no están en la novela que fue reconocida con el primer Premio Nadal de 1944. Y también me permito dudar de que sean de Carmen Laforet; pero circulan por la red tan campantes como otros casos en los que nadie se cuestiona si lo que se atribuye a Oscar Wilde o a Gandhi —asiduos— es una cita cierta. A propósito de esto, uno puede encontrar en algún blog el texto que me han enviado encabezando un fragmento de Nada, y en los comentarios leer que es una magnífica novela, preguntar de quién es ese fragmento, y que la respuesta sea: «Es mío». Cuesta poco comprobar si estas citas son apócrifas o verdaderas, y, sin embargo, es comprensible no hacerlo por comodidad y por la gana de compartir algo tan avenido como que hay cosas que pueden parecer nada y lo son todo, que hay que saber ver y aprender a apreciar lo menudo, y que nada que parezca grande tiene por qué ser lo mejor, y que lo bueno es lo que lo llena todo sin grandes destellos. Me parece que es verdad. Y me parece que no es de la novela de Laforet. A pesar de todo, es bueno para recordar a la escritora de la que hoy se ha celebrado el centenario de su nacimiento; hoy, que he pasado todo el día con la página de Google con un doodle dedicado a ella. Está bien.