Carmen todavía Mola (a pesar de lo del Planeta)

Lo reconozco. Como casi siempre escribo sin saber, lo mismo que la gente habla por hablar, ya sea en los corrillos de la cola de la chacina o en los debates en prime time de la tele y tampoco pasa nada.

Quiero decir que lo que les voy a contar no tiene ningún rigor científico ni, que yo sepa, el aval de ningún intelectual al uso que suscriba mis palabras sino que esto es una mera elucubración mía basada en viejos rumores y mi imaginación suspicaz y desbocada.

De hecho, lo que a continuación expongo es fruto de una primera impresión al enterarme de la noticia y no he querido documentarme en profundidad sobre el asunto para no viciar ese pálpito inicial (y, sobre todo, por pura pereza).

¡Al lío! La cosa va del Premio Planeta, que en su reciente 70 edición ha recaído en una novela de Carmen Mola que ha desatado la polémica y no precisamente por la calidad de la obra sino porque la ganadora son en realidad tres señores. (A saber: Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero).

Por ahí ya hay unos/as cuantas incendiando las redes porque se sienten engañandos/as de que la autora de La novia gitana, La red púrpura y La Nena no sea una mujer y, en un giro rocambolesco, hasta meten por medio la ley trans llegando incluso a hablar de travestismo literario.

No sé si voy a perder amigos/as por esto que voy a decir (seguidores no, básicamente porque no tengo) pero yo (que a veces también soy un poco naíf) no veo ningún agravio, ni ofensa, ni irreverencia en que tres hombres se alíen para escribir un libro y que esta empresa tenga por marca el nombre de una mujer. Es más, me resulta divertido e ingenioso, máxime teniendo en cuenta que la misteriosa Carmen Mola se presentara, a su vez, al certamen bajo otro seudónimo y, en este caso, tan masculino y aparentemente insulso y cotidiano como "Sergio López". Eso sí que me parece un juego de enredo brillante y original, una especie de matrioska en la que en lugar de muñequitas rusas se esconden sucesivas personalidades. (Tres hombres escondidos dentro de una mujer que se disfraza de hombre para ganar un concurso al que se acusa de machista. Sé de unos cuantos que si lo piensan mucho les puede estallar la cabeza).

¿Que todo esto es una estrategia para vender más libros? Sí, bueno y qué. Lo que yo no llego a comprender es que haya quien se sienta defraudado/a hasta el punto de arremeter contra la obra de Carmen Mola ahora que saben que no es una mujer cuando antes de conocer su identidad compraban y alababan la calidad literaria de estos tres best sellers.

No obstante, creo que el rollo del aka de los artífices de las andanzas de la inspectora Elena Blanco es lo de menos y no es más que una cortina de humo para que no se hable de otra cuestión que siempre ha estado latente en los Premios Planeta como la teoría de que en realidad son un montaje y que, al final, gana una novela que encarga la propia editorial. Al respecto, ¿no les resulta curioso que justo este año prácticamente se duplique la dotación económica del galardón hasta llegar al millón de euros? (digo yo que para que compense el reparto entre tres y merezca la pena abandonar Alfaguara con la que ya eran superventas).

Llámenme tarado si quieren, pero estoy plenamente convencido de que el verdadero intríngulis está aquí y no en la maniobra de distracción del seudónimo.

Con todo yo, que en los últimos años me he sacado el C2 de lector de novela negra, confieso que he leído con avidez La novia gitana, La red púrpura y La Nena y supongo que haré lo mismo con la recientemente premiada La bestia. Así que, aunque no sea una mujer (profesora de instituto y madre de tres hijos como se sugería por los mentideros de las redes sociales) sino tres guionistas de series de televisión, Carmen Mola mola y ahora, a pesar del paripé del Planeta, seguro que mola igual... y, eso sí, facturará muchísimo más.