Revista Cultura y Ocio

Carminho: "el fado es una forma de libertad total" [entrevista]

Publicado el 22 mayo 2024 por Alberto CaÑas @albertocmolina

Fotografía: facebook.com/CarminhoMusic

El Festival Internacional de Fado de Madrid celebra su decimocuarta edición los días 5, 7 y 8 de junio con Carminho, Cristina Branco y Júlio Resende en el cartel. En esta ocasión la programación del festival conmemora 'El Fado y la Libertad' coincidiendo con el 50 aniversario de la Revolución de los Claveles en Portugal. El 7 de junio Carminho ofrecerá un concierto especial en el UMusic Hotel Teatro Albéniz. Considerada una de las grandes voces del fado actual, la artista lisboeta repasará todo su repertorio, incluido su último trabajo hasta la fecha, Portuguesa (2023). La siguiente entrevista tiene lugar en otro céntrico hotel madrileño...

No sé si vamos a empezar por el principio o por el final, pero el caso es que el 7 de junio es la fecha de tu concierto en el Festival Internacional de Fado de Madrid. Repasarás tu repertorio, pero la libertad, el leitmotiv de esta edición, también va a jugar un papel muy importante, ¿verdad? 

Yo he sacado un disco llamado Portuguesa y estoy de gira, pero como este festival tiene este tema tan bonito y que tiene una fuerza tan grande, me preocupé en hacer un repertorio personalizado para esta cita. "Voy a centrarme en las razones que tengo para celebrar la libertad", pensé. No he vivido directamente la Revolución de los Claveles, pero.. ¿cuál es la herencia que tengo de este momento increíble en la Historia de intentar recuperar una democracia? Y pensé "voy a reunir mis temas, los temas que siempre me trajeron la sensación de libertad, de estar en un país libre, de estar en un lugar a donde puedo expresarme, no solamente cantando, también escribiendo y componiendo como en estos últimos discos. La libertad de poder ejercer mi objeto artístico, mis ideas artísticamente hablando, es lo que quiero celebrar.

Por cierto, hay quien sigue opinando que el fado celebra la tristeza...

El fado, para mí, es un género musical que es un instrumento de un discurso. Cada artista tiene su discurso, pero es un instrumento libre y que se transfigura en muchísimas maneras. La tristeza, la melancolía, es por naturaleza muy creativa, y todas las canciones de raíz la tienen, como la samba, el propio flamenco, la música de Cuba o la de Cabo Verde. El ritmo trae una voluntad de danza que el fado no tiene. Al final tenemos mucha mezcla también con el folclore y cantamos no solo amor, la tristeza, claro, sino al día a día de las personas. Y hoy en día los artistas, por lo menos yo lo veo así, tenemos la necesidad de expandir los temas, porque la temática también es un reflejo de esta generación. Lo que quieres decir, lo que te pasa, lo que es más importante en tu vida y por eso necesito cantarlo. Es una necesidad. Y ahí se va cambiando un poquito el tono de lo que las personas piensan que es el fado.

Al hilo de lo que acabas de comentar, en alguna ocasión hablaste sobre esa responsabilidad que dices tener al ser consciente de lo que cantas. ¿Significa que a la hora de componer necesitas partir de tus propias experiencias? ¿Es muy biográfico lo que compones? 

No necesariamente. Tengo que tener una inspiración, pero hoy en día estoy cada vez más despierta para lo que veo. Los otros artistas también me inspiran. Claro, yo pienso que siempre podemos transfigurar o personificar ideas que tenemos en otros personajes, que podemos adaptarnos a otras ideas porque las queremos cantar, aunque no tengamos vivido tal cosa exactamente. 

En otras entrevistas también has comentado que a veces tienes la sensación de que te desnudas a la hora de componer. "No sé si lo que escribo", estas han sido tus palabras, "tiene valor o es una copia de algo ya hecho". ¿Sigues pensando eso? 

Pienso que todo está hecho ya. Toda la música, todo el arte está hecho de alguna manera y siempre somos resultado de influencias y contaminaciones. No estoy a favor de la copia, no, pero es normal que el fado tenga sus influencias, su forma de componer, sus progresiones armónicas, sus melodías tradicionales o características... No, la idea no es que yo voy a copiando de los artistas. Ni tampoco me apropio, que es muy peligroso escribir tal cosa. ¿Cómo decías tú? 

"A veces tengo la sensación de que me desnudo, no sé si lo que escribo tiene valor o es una copia de algo ya hecho". 

Sí, a veces hay una falta de confianza de si lo que estás haciendo es pertinente, si tiene alguna razón, pero es una inseguridad del compositor. Lo que dije anteriormente, repito, que somos el fruto de todas las influencias y contaminaciones de los otros artistas y de la historia de la música, de tu género, de otros géneros, y esas combinaciones resultan en algo que haces tú. Me preocupo muchísimo en no estar acomodada a fórmulas o tampoco a seguir haciendo lo que otros hacen. Pero a veces la duda se instala porque el género es también de alguna manera cerrado. Es complejo porque el fado es un poco como el blues. Alguna melodía, pequeños detalles lo transforman y se transforman en un nuevo fado, en un nuevo género. Pequeños matices, eso solo se puede notar por parte de quien conoce bien este lenguaje. 

Ya aprovecho, ¿dirías que ha cambiado tu forma de sentir y entender el fado desde que empezaste la música, desde tu debut Fado en 2009? ¿Qué es para ti el fado en la actualidad? 

Es una buena pregunta, tal vez la manera de cómo interpreto ha cambiado, sí. La forma de ver las interpretaciones, las palabras, la intención, porque cuanto más madurez tienes, según mi opinión, más consigues olvidarte de ti misma, para que la canción sea lo más importante. Y esa lucha de egos con la canción es algo que es una búsqueda para mí, como artista. Controlar la voluntad de hacer cosas que no van a servir a la canción, pero tal vez sí van a servirme a mí. Y con la madurez lo consigues mejor, eres menos impulsiva. Piensas más sobre lo que cantas, cómo lo cantas, cómo lo interpretas. Ahora bien, el fado para mí sigue siendo un lenguaje, un instrumento para hablar de mí misma, y una forma de expresión. Poner mis sentimientos en juego. 

Como estamos hablando de tus orígenes en la música, ¿qué encontraste en el fado, para querer dedicarte a ello con otros estímulos que habría culturales musicales? ¿Qué tiene el fado? 

Yo no encontré el fado, el fado me encontró a mía. Desde muy pequeña, además. Yo empecé a escuchar en la barriga de mi madre, no pude escapar [risas]. Entonces, el fado es mi lenguaje materno. Es el punto de partida, no es el final, no es un ejercicio de memoria para mí. El fado es una forma de libertad total, porque es un instrumento, es como un pincel, y lo que voy a pintar está todo ahí delante, ante mis ojos. Y también cómo me fijo en los sonidos, los sonidos de la guitarra, de los instrumentos, lo que hacen, cómo sirve la emoción. No estoy nada interesada en quedarme anclada. Mis padres ya lo hacían y no estoy interesada en eso. Estoy interesada en escucharlo y en conocer muy bien esta cultura y poder dejar que mi corazón me diga lo que quiero escuchar. 

Esta pregunta puede ser la más original o menos según se mire, me lo vas a decir tú. Entonces, ¿la fadista nace o se hace? 

Yo creo que la fadista nace. Nace porque es difícil y muy raro, "raro" en portugués es casi inexistente, ¿sabes? Es muy poco probable que alguien se torne fadista después de adulto. 

Aquí con el flamenco hablamos de un duende, algo con lo que se nace o no y que te impulsa a desarrollar. Algo que no se enseña en una escuela. 

Se puede enseñar en los tablaos, en los lugares donde se toca, en las casas de fado. Pero todo esto tiene que ver con un lenguaje, es como hablar una lengua. En este caso, no hay un 'Cambridge School' para el fado. No puedes aprender el fado después de adulto, o quizás sí, pero es muy difícil porque hay tantos matices... Es necesario practicar mucho, acudir mucho a la casa de fado. 

Entonces habrá alguna excepción...

Hay una fadista increíble que se llama Aldina Duarte, ella es un ejemplo de una fadista que después de 20 años cambió... pero es una estudiosa, esta mujer cantó años y años, muchos años, todos los días en una casa de fado, ¿sabes? Es necesaria una dedicación estoica, a no ser que nazcas con ello un poco innato y esté en tu sangre. Y ahí es más fácil y es más natural, casi la única manera. 

Ya que apuntas el nombre de otra compañera, también tenemos a Cristina Branco, otra protagonista de esta edición del festival. ¿Qué me puedes decir del papel de la mujer en el fado a lo largo de todos estos años? ¿Ha evolucionado, ha cambiado, se mantiene? 

Ha cambiado, siento que el fado es un género que enaltece a la mujer por un lado. La figura de la mujer es muy fuerte, por eso las cantantes más conocidas son mujeres. Sin embargo, al mismo tiempo, todos los demás eran hombres: músicos, dueños de las casas de fado, poetas, etc. La mayoría eran hombres, que escribían para que las mujeres cantaran. Además, en este siglo, empezó la moda de los productores musicales, siempre los hombres. El papel de la mujer está cambiando con algunas mujeres que están haciendo este camino, este camino de libertad y también de arriesgar, de acreditar que se puede, ¿sabes? Amália Rodrigues escribió muchos de sus fados. Fue una precursora y después vendrían más, como Aldina Duarte. Yo me siento también muy impulsada a escribir y a sentirme inspirada por otros artistas como por ejemplo Alfredo Marceneiro en este disco Portuguesa. Siempre tengo así algunos clásicos que me guían en cada disco. Y Alfredo Marceneiro lo es en este disco. Sus fados son intocables, clásicos que todos los fadistas conocen y cantan. 

Ahora mismo eres un referente para artistas más jóvenes, pero dentro de unos años quizás seas considerada un clásico del fado, ¿se te ha pasado por la cabeza o no no?

No me pasa tal cosa por la cabeza, porque eso quiere decir que estoy volviéndome vieja [risas]. No quiero pensar en eso. ¿No querías decir eso? 

De ninguna  manera, por eso he dicho "más jóvenes". 

No me siento esa persona para los nuevos.

En cualquier caso, al margen de la edad, a estas alturas ya has hecho muchísimas cosas. Entre ellas, en otra entrevista leí que te fuiste de mochilera por el mundo para vivir experiencias, conocer personas y poder trabajar sobre ello. ¿Solo sucedió una vez?

Fue una vez y yo tenía 21 años. No te preocupes, todos saben que este agosto voy a hacer 40 [risas] y cuando tenía 21 tenía tiempo, no tenía un hijo, no tenía una carrera, una casa, todo cambia... Estoy muy feliz y me siento muy afortunada por haber tenido esa oportunidad con 21 años, de haberme arriesgado a viajar sola por el mundo, bueno, con la prima también [risas] No había teléfonos de estos, había cibercafés, ¿te acuerdas? Hablaba con mis padres, a veces una vez por semana, otras veces más tiempo, en fin... Realicé un voluntariado con la Madre Teresa de Calcuta, y viajé por la India, Malasia, Camboya... 

Casi nada, aunque no sé si alcanzo a imaginarlo.

Fue algo muy fuerte. Descubrir el mundo me dio la certeza de que quería ser fadista. Entonces el mundo me dio el fado. Pero yo solo pude ir a esta viaje porque tenía el dinero justo que había reunido cantando fado. Por eso digo que el fado me llevó al mundo. Y después del mundo, me devolvió al fado. Ahora sigo cantando por todo el mundo. Siempre tengo mucha curiosidad de conocer nuevos lugares, nuevos públicos... Sí, soy muy curiosa y muy inquieta. Me encanta trabajar. 

Trabajas tanto que incluso apareces en la oscarizada película Poor Things [Pobres Criaturas en España] dirigida por Yorgos Lanthimos y protagonizada por Emma Stone, Willem Dafoe y Mark Ruffalo. ¿Cómo surgió? 

El director Yorgos Lanthimos quería un momento de fado ahí. Hablamos en una reunión de producción, no sabía cuáles eran sus expectativas... Al final escogimos un fado con una letra que yo escribí para él. Y fue una gran emoción poder llevar la lengua portuguesa, el fado, mi propio trabajo, a una producción de esta dimensión. Poor Things llegó a todo el mundo y ganó tantos premios como los Globos de Oro y después los Oscar.

¿Tu primera vez en la gran pantalla? 

No, también he participado en la película documental Fados de Carlos Saura, entre otras. Poor Things ha sido la mayor producción en la que he participado y he cantado.

Entonces tus fans pueden seguir tranquilos, ¿verdad? No tienes pensado cambiar el fado por el cine...

Que estén tranquilos porque yo siempre seré fadista, pero yo nunca estoy tranquila [risas].


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