Si hay un periodista español que encarna la figura del corresponsal en el extranjero que por su formación y experiencia analiza España y el mundo seguramente con más lucidez que los políticos, este es José María Carrascal.
Marino mercante antes que periodista, como quien firma aquí, a sus 87 años tiene acumulados 60 en tierra, cuando empezó en Alemania informando sobre los cancilleres Konrad Adenauer, uno de los padres de la actual UE, Ludwig Erhard y Kurt Kiesinger, enfrentados en la guerra fría a la Alemania comunista bajo la URSS.
Luego, en Nueva York, siguió con los presidentes Johnson, la guerra de Vietnam y las luchas por los derechos civiles, Nixon y su caída, Ford, Carter, Reagan, Bush padre, Clinton, Bush hijo, Obama y ahora Trump, porque mantiene su vivienda en la ciudad americana en la que vive varios meses todos los años.
Aparte, en los 1990 presentó noticias en televisión, con un estilo “americano” que chocaba con quien sólo conociera el más formal modo español.
Para los corresponsales jóvenes Carrascal podría ser un modelo de estudio como para las generaciones anteriores fueron Augusto Assía, Josep Plá o Julio Camba.
Todo esto viene a que, basándose en su experiencia y conocimientos, afirma que Mariano Rajoy ha triunfado como primer ministro rescatando España de la ruina y frente a sus contendientes, propios y extraños, usando su imperturbabilidad, paciencia y sentido común.
Pero, más importante aún, cree que ha dejado que los independentistas catalanes se autodestruyeran para las próximas cuatro décadas, sí, cuatro décadas, con lo que el tiempo le reconocerá el mérito de haber resistido a las demandas, incluso de los suyos, para que les cediera algo, lo que les daría fuerza.
Sabe más el diablo por viejo que por diablo, y quizás la tesis de Carrascal deba tenerse en cuenta.
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SALAS