
La organización falló estrepitosamente en el reparto de chips, creandose colas y tumultos fácilmente evitables, el resto bien. Nos regalaron una buena y bonita camiseta Joma con el dorsal preimpreso.
No había preprado específicamente la carrera, es decir entreno siempre al tran tran del maratón, sin hacer sesiones específicas de fuerza y velocidad para el 10K, pero como esa mañana me encontraba bien, en un alarde de euforia infundada me clavé en la salida justo detrás de la liebre de los 40 minutos, con la mirada fija en el globo y con la firme disposición de seguir su estela. La realidad me dejó en mi lugar y en el km 2 ya no podía mantener un ritmo de 4min/K, no obstante, no le perdía de vista. Finalmente, aun con la mirada fija en el ya lejano globo, crucé meta en 41:07, lo que me dejó mas que satisfecho.