“Esto sólo pasa en España” es probablemente la frase más cuñada a nuestro lado de los Pirineos, una especie de passe-partout de cualquier conversación de barra. Sin embargo, la Historia (y la prensa extranjera) nos demuestran que muchas de las cosas que acontecen en España son el eco de las ocurridas fuera de nuestras fronteras. No quiero quitarle relevancia histórica a la abstención del PSOE para facilitar un Gobierno del PP, el partido adversario con el que se ha turnado en el poder los últimos 34 años, pero sí conviene contextualizarla.
Al otro lado de los Pirineos, no ya los diputados socialistas, ¡sino millones de votantes del PS! se vieron en la tesitura, no ya de abstenerse, ¡sino de votar a favor! del candidato a Presidente de la República del partido rival, Jacques Chirac de RPR (hoy, Les Républicains). Aquel domingo de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2002 los franceses elegían entre Chirac, del centro-derecha, y Jean-Marie Le Pen, el candidato de la extrema derecha. Catorce días antes el PS había quedado fuera de la primera vuelta por la suma de dos factores: la irrupción del Front National de Le Pen y la fragmentación del voto de la izquierda. Lo cierto es que casi 15 años después el PS parece abocado a repetir su fracaso, quizá de manera más estrepitosa.
Front National: Marine “Apisonadora” Le Pen
En estos 15 años el Front National de Le Pen (Jean-Marie) ha mutado en el Front National de Le Pen (Marine). No es un cambio menor. Desde que Marine sucediera a su padre en 2011 al frente del partido, inició un proceso de “desdiabolización” del Front National para alejarlo de los postulados fascistas de su padre y convertirlo en un partido de extrema derecha, euroescéptico y nacional-conservador. Marine Le Pen atrae no sólo a la Francia rural, malparada de la globalización, de más de 50 años, sino que tiene un tirón mediático entre los más jóvenes. Desde el 2014, Marine ha llevado al Front National a ser el ganador en las elecciones europeas, el segundo partido más votado en la primera vuelta de las departamentales y el más votado en la primera de las regionales. Jamás ha estado el Front National tan cerca de ganar como con Marine… pero aún no ha logrado tocar poder ejecutivo.
Marine está dispuesta a todo para culminar su estrategia de “desdiabolización” de su partido. De hecho, ha mantenido un enfrentamiento abierto con su padre, al que ha excluido del partido que fundó y con el que no duda en marcar las distancias. Puede parecer paradójico, pero el Front National es hoy el partido que más cohesionado afronta las Presidenciales de 2017. Se da por descontada la presencia de Le Pen en la segunda vuelta con una horquilla del 25-35%. En la mayoría de los casos, la duda se encuentra en saber si ganará o no la Presidencia de la República.
Front de Gauche: Mélenchon “Insoumis”
En las antípodas del Front National se encuentra el Front de Gauche. No se trata solamente de diferencias ideológicas con el partido de Le Pen, sino que se encuentra en una situación orgánica diametralmente opuesta. En las elecciones presidenciales de 2012, el Front de Gauche era una coalición de partidos a la izquierda del PS, principalmente el PCF (comunistas clásicos) y el Parti de Gauche (ecosocialistas huidos del ala izquierdista del PS). El candidato a esas elecciones fue el carismático líder del Parti de Gauche, Jean-Luc Mélenchon, que aglutinó en torno a sí a buena parte de la izquierda. El Front de Gauche sumó casi 4 millones de votos y quedó 4º en las presidenciales de 2012. Un resultado manifiestamente mejorable, pero reseñable considerando que los comunistas no han pintado nada en estos 58 años de V República en Francia.
Muy distinta es hoy la situación en la extrema izquierda francesa. En julio de este año, Mélenchon declaró muerto el Front de Gauche y manifestó su voluntad de concurrir a las presidenciales, le apoyase quien le apoyase. La justificación de esta postura fue la necesidad de articular “una candidatura fuera del marco de los partidos”. En lugar de una coalición, Mélenchon propuso un “movimiento ciudadano” llamado La France Insoumise (Francia insumisa) que girase en torno a su persona. El Parti de Gauche y muchas personalidades se adhirieron a su causa, pero hace unos días el PCF descartó ejercer de comparsa de Mélenchon y concurrirá a las elecciones en solitario. El PCF se ha puesto a elaborar el programa para las presidenciales, mientras que mantiene la incógnita de quién será el candidato que lo defenderá.
En el momento en que el PS acentúa el desgaste del Gobierno y toca su suelo de popularidad, la extrema izquierda francesa está dejando pasar la oportunidad de concurrir unida a las presidenciales y convertirse en la primera fuerza política de la izquierda. Los últimos sondeos publicados en octubre otorgaban a un Mélenchon apoyado por el Front de Gauche un 14-15%, suficiente para hacer posible el sorpasso al PS. El problema de Mélenchon es que no contará con el apoyo de un Front de Gauche que él mismo declaró muerto.