Los fabricantes de automóviles siempre han empleado las carreras como un banco de pruebas para sus productos. Uno de los acontecimientos más famosos del deporte automovilístico son las 500 millas de Indianápolis, en las que se dan 200 vueltas a un circuito de 4 km. Aunque las velocidades superan a menudo los 360 km/h durante la carrera, los automóviles corren todavía a mayor velocidad durante las pruebas previas para determinar las posiciones de salida.