Revista Viajes
Quienes me siguen recordarán la carta que le remitiera hace unos meses al sr. Palomero, muy molesto con mi crítica y aludiendo con cierto tono de desprecio a mi desinformación sobre el asunto, que a estas alturas no se lo cree nadie, visto el tramo realizado, el tiempo que ha supuesto y lo que falta, que llevará otro tanto.
Quiero matizar algunas cosas, antes de entrar en esa faceta del "tremendismo" a la que me envia el ilustre remitente. Primero, algo fundamental y evidente: necesitamos comunicarnos y ésta es la única vía que tenemos para hacerlo. Segundo, que no necesitamos grandes obras, por lo que no serán necesarios grandes destrozos. Y tercero, que no es normal, ni de recibo, que treinta kilómetros de una carretera comarcal donde se apliquen los dos primeros puntos, se tarde cinco años en restaurar.
Las obras de esta carretera, después de muchos años planteada la necesidad de un acondicionamiento, comenzaron en 2012 y ni siquiera se ha llegado a la mitad del trazado.
El diario de Salamanca también hacia referencia a principios de verano a este culebrón, aunque la imagen, tomada en la zona de Guardo, no se correspondiera con ninguno de los tramos afectados, donde informan que la inversión ha pasado de los siete millones presupuestados inicialmente a los dieciocho, lo que produce espanto, con un firme que se hunde por varios tramos, una carretera nueva parcheada por infinidad de sitios, una curvona cerca del puente de Polentinos peor que la que se ha quitado, donde los taludes laterales pueden ser una trampa mortal en un invierno serio.
¿Cuántos años llevamos a vueltas con el arreglo de esta carretera? ¿Treinta?. ¿Será ya el último presupuesto, o lo seguirán incrementando indecentemente?. ¿Se puede pagar tanto dinero por algo que se ha hecho mal?. ¿Quienes asumen la responsabilidad, saben que están tirando a manos llenas el dinero público?
Es la misma verguenza de siempre a la que alguna vez tendremos que poner freno entre todos.