-Verá señor productor, podríamos coger una película de terror, un clásico de los años 70 y amparándonos en que las nuevas generaciones no deben ni saber de qué película les hablamos, seamos despiadados y atrevámonos a hacer un remake.
-¡Qué gran idea señor guionista! ¿Y por dónde podíamos empezar?
-Pues igual 'Carrie' sería una buena elección.
-¿Carrie? ¿Pero esa no es la protagonista de 'Sexo en NY'?
-No señor productor, esa es otra Carrie. ¡Yo le hablo de una que mueve cuchillos con la mente!
-¡Maldita sea, eso es estupendo! ¡A la muchachada de hoy en día le va a encantar! ¡Manos a la obra!
Y así podría haber sido la conversación en algún despacho de Hollywood en la que un mal día se decidió que 'Carrie' de Brian de Palma sería la siguiente víctima en esta absurda tendencia de realizar remakes de grandes clásicos.
La pregunta que nos hacemos nuevamente es... ¿por qué?
¿De qué va?Carrie White (Chlöe Grace Moretz) es una adolescente introvertida y solitaria, la diana habitual de las burlas de sus compañeros. Vive con su madre, una fanática religiosa que la castiga constantemente y la obliga a rezar para purgar sus pecados. Un día, Carrie descubre que puede mover objetos con la mente, facultad que utilizará para vengarse de todos aquellos que durante su vida la han humillado.
La crítica
Son varias las excusas que se nos dan a la hora de vendernos un remake. Que si las nuevas generaciones desconocen el film original, que si vamos a ser más fieles al libro...
Paparruchas.
Cuando un film roza la perfección como es el caso que nos ocupa, cualquier excusa es totalmente inaceptable. Claro que si Gus Van Sant tuvo la osadía de atreverse a hacer un remake de 'Psicosis' ¿por qué no iba a poder hacerse lo mismo con 'Carrie'? Al menos Van Sant tuvo la idea ya no de hacer una versión nueva sino de copiar plano por plano exactamente la película de Alfred Hitchcock. Ante la imposibilidad de mejorar una obra maestra, lo mejor era copiarla sin disimulo alguno.
Este no es el caso de la nueva versión de 'Carrie'. Han copiado descaradamente el original cinematográfico, adaptando únicamente la historia a nuestros días. Por un lado, eso implica la entrada de las nuevas tecnologías dentro del relato como forma de acosar y humillar a la protagonista y por otro, que los protagonistas parecen todos salidos de un catálogo de Zara. Si en el film de 1976 los protagonistas eran interpretados por actores casi 10 años mayores que la edad de sus personajes, ahora nos encontramos a actores más acordes a las edades reales, pero tan físicamente perfectos que queda patente que ha sido más determinante a la hora de contratarlos el aspecto físico que no el talento interpretativo, que dicho sea de paso, escasea.
¿Y qué podemos encontrar de diferente al film original? Poca cosa, la verdad. Uno de los añadidos referente a la película de 1976 es la escena inicial, en la que vemos el nacimiento de Carrie. Su madre tiene al bebé en casa, entre terribles dolores y totalmente sola, sin ayuda de nadie. Al nacer, y ya presa de su locura, Margaret White duda si matar al bebé, y en el último momento evita clavarle las tijeras con las que acaba de cortar el cordón umbilical... o quizás ha sido el propio bebé que ya ha empezado a utilizar sus poderes en contra de su propia madre el que ha evitado ser asesinado.
Y si en el original Carrie era humillada por sus compañeros simplemente verbalmente, aquí encontramos una nueva forma de acoso a través de la grabación de, por llamarlo de alguna forma, su incidente con la menstruación vía móvil. Una grabación que sus propias compañeras hacen correr a través de Internet haciendo que todo el colegio se ría de la joven y hagan pintadas en su contra por los pasillos.
Esto sirve para que Carrie empiece a comprobar que sus poderes están creciendo cada vez más rápido, cosa que da la oportunidad de ir mostrando escenas en las que gracias a los efectos por ordenador hace levitar diversos objetos. Escenas reiterativas que no son más que maneras de hacer lucir un presupuesto más holgado pero que no aportan demasiado al desarrollo de la historia.
El último cambio significativo es el papel de la madre de Carrie, que en esta ocasión se nos presenta mucho más claramente. Si la versión de Piper Laurie nos mostraba una mujer fanática religiosa de la que poca cosa más sabíamos, ahora Julianne Moore interpreta a una Margaret White desequilibrada y temerosa de su hija, a la que considera una bruja, que sigue siendo una fanática religiosa y a la que incluso vemos auto lesionarse para purgar sus pecados. Su interpretación es uno de los puntos a favor de éste remake. Si alguien tenía las de perder era la pelirroja actriz, pues superar a Piper Laurie era algo difícil de conseguir. Y no es que no la supere, es que su interpretación es diferente, dándole unos matices al personaje totalmente nuevos.
La otra actriz que se enfrentaba a un desafío al ponerse en la piel de Carrie era Chlöe Grace Moretz. El talento de la joven actriz sirve para salir airosa del reto, aunque no haga olvidar la interpretación de Sissy Spacek. Y es que el problema que se encuentra la actriz es el del tono general de la película, en el que se han suavizado muchos aspectos del original, tanto literario como cinematográfico. Lo que podría haber sido una oportunidad para, al menos, llegar a los niveles de mala leche de la película de Brian de Palma aquí queda diluido por eso de ser políticamente correcto y no hacer enfadar a nadie.
Para acabar de rematarlo, la parte final de la película queda totalmente eclipsada por el recuerdo de su predecesora. Una manera de compensar el hecho de haber copiado descaradamente hubiese sido dándonos un clímax final potente, una especia de traca final con la que al menos dejar un buen sabor de boca. Pero no, parece que los responsables del film eran conscientes de que era imposible superar el original y decidieron que lo mejor era quedarse a medias y cargarse la única posibilidad de acabar la película por todo lo alto.
Ni la muerte de personajes importantes del film, ni el epílogo final (sobretodo éste último) son escenas destacables. Una es muy espectacular, pero totalmente excesiva. Y la otra acaba siendo un quiero-y-no-puedo en toda regla. Lo que en el film de De Palma era una escena que hacía que dieses un salto en la butaca al ver salir la mano de Carrie de su propia tumba para agarrar el brazo de uno de los personajes, aquí ni siquiera consigue asustarte ni una décima parte, tal vez porque todos esperábamos un susto tremendo y nos quedamos con las ganas.
Tal vez las nuevas generaciones disfruten con este remake. Tal vez gracias al film dirigido por Kimberly Peirce alguien descubra la película de Brian de Palma y el libro de Stephen King. Si es así, al menos algo habremos conseguido.
Información de más
- Se dice que los papeles de Carrie y de su madre le fueron ofrecidos primero a Lindsay Lohan y a Jodie Foster.
- Chlöe Gratz Moretz no había visto el film original y se negó a verlo hasta acabar el rodaje para no verse influenciada.
- La película costó 30 millones de dólares, recaudando hasta la fecha aproximadamente unos 34 sólo en USA.
Nota final: 4