Se acerca la noche del baile de graduación, una fecha que esperan con ilusión todos los alumnos del último curso del instituto de Chamberlain, un pequeño pueblo de Maine. Todos menos Carrie White, una joven tímida e insegura, incapaz de relacionarse con sus compañeros por la enorme presión que ejerce sobre ella su madre, una fundamentalista cristiana que perdió el mínimo atisbo de razón hace tiempo. Pero nadie sospecha que Carrie ha desarrollado una curiosa habilidad en secreto: la telequinesis. Su venganza será terrible.
Publicada en 1974, Carrie fue la primera novela de Stephen King en cosechar un éxito inmediato, catapultando al autor a la fama y permitiéndole salir de la complicada situación personal y social en que se encontraba. Sorprende la frescura que desprenden sus páginas, en las que King desarrolló (por primera vez sin usar el seudónimo Richard Bachman) el drama personal de la joven y repudiada Carrie White, ofreciendo una narración fluida y de cierta complejidad al combinar las reflexiones de los personajes principales con recortes de prensa y artículos especializados que nos adelantan detalles del horror que ocurrirá en el clímax, lo cual consigue aumentar el suspense y mantener a los lectores expectantes durante toda la novela.
La trama de Carrie se sustenta sobre tres conceptos vinculados a lo largo de la novela: la crueldad en el trato humano, el fuerte sentimiento de culpa que de ella se desprende, y la sed de venganza en que desemboca finalmente. De este modo, la protagonista no es un ser malvado por naturaleza, sino una joven maltratada por las obsesiones de su madre, Margaret, y las burlas (y envidia) de sus compañeras de clase, Chris y Sue. La crueldad inicial da paso a la culpa que atormenta a Carrie y la impide realizarse, sentimiento que contagia a Sue y la lleva a buscar el perdón de la compañera de quien antes se mofaba. Se esforzará en vano, pues sus buenas intenciones han llegado demasiado tarde, ya que la popular Chris pone en marcha la humillación definitiva contra Carrie en un día tan señalado como el del baile de graduación, desatando todo el odio y rencor que la joven White sentía hacia el mundo en una despiadada venganza de terrible conclusión.
Como complemento de la novela conviene rescatar la adaptación que dirigió Brian De Palma en 1976. Aunque presenta ciertas diferencias en el desarrollo y magnitud de los hechos, logra mantener buena parte de la tensión y atmósfera de la obra original. Además resulta más que interesante observar la dinámica planificación de escenas (rompedora en su época, el auge del denominado Nuevo Hollywood), a lo que hay que sumar el reparto de este éxito de taquilla: Sissy Spacek (Malas Tierras), John Travolta, Piper Laurie (El buscavidas), y William Kaat (El gran héroe americano).
Las novelas que la siguieron confirmaron el talento de su autor, si bien en Carrie Stephen King demostró una capacidad narrativa inquietante y una elaborada construcción de la trama y los personajes.