El 21 de octubre Carrie Fisher, ícono femenino por excelencia de la C
iencia Ficción, cumplió 54 años. Me parece más que necesario hacer una nueva entrada sobre esta actriz, no sólo por lo que representa culturalmente, sino por su increíble vida después (y durante) Star Wars. Hace pocas semanas, Carrie admitió públicamente lo que ya sabía todo el mundo pero nadie del entorno de George Lucas quería admitir directamente: la actriz, que debutó en Star Wars con 21 años ya en la segunda entrega de la saga consumía cocaína. Son muchas las anécdotas referidas al tumultuoso rodaje de Empire Strikesback y como la mayoría incluyen al entonces joven y principiante Harrison Ford, en general quedan bajo la forma de eternos rumores.Tiene sentido. Harrison Ford se convirtió rápidamente en el actor mejor pago de Hollywood y su carrera es por todos conocida. Pero sus compañeros de elenco, en particular Carrie, no la pasaron tan bien luego de terminar el sueño dorado de Lucas. La propia Fisher, hija de artistas (hace pocas semanas falleció su padre, el músico Eddie Fisher) se sintió rápidamente presionada por la fama y la autoexigencia que acarreaba, y en poco tiempo su vida se desbarrancó.
No es mi intención hacer énfasis en los problemas de salud por los que pasó Carrie, sin dudas ella misma puede contar mejor esos episodios y con un humor ácido, negro y crítico que hace hasta del peor infierno un excelente monólogo:
Carrie, además de una gran oradora es aún mejor escritora y de dos de sus libros pueden leerse fragmentos en Internet, incluido este mismo blog. Escribió, por ejemplo, “Postcards from the Edge” una novela autorreferencial sobre sus tiempos negros en la droga y su decandencia como actriz. El mismo fue llevado a la pantalla grande por ella misma en una película homónima protagonizada por Meryl Streep y Dennis Quaid (absolutamente recomendable). Hace dos años publicó “Wishful Drinking”, otro libro en la misma línea aunque con las inspiraciones mucho más claras, comenzando por la impresionante portada en que se ve a la Princesa Leia con una copa en la mano y rodeada de pastillas.
Podría decirse que en estos 54 años la vida no trató del todo bien a Carrie y que el mundo del cine rápidamente le quitó lo que en pocos meses le había dado. Pero también es cierto que Fisher le dio vida al emblema femenino por excelencia del cine de ciencia ficción y, ya que estamos, hizo de toda esa terrible vida, un sinfín de frases que quedarán, si la historia es más justa, tanto o más vigente que sus dos rodetes.
Y desde este humilde espacio, que nunca llegará a destino, tan sólo resta decir: