Revista Cultura y Ocio
"Carrie se hallaba en medio de ellas, impasible, una rana entre los cisnes. Era una muchacha fornida, con granos en el cuello, la espalda y las nalgas. Su cabello mojado no parecía tener color alguno: se pegaba a su rostro con una obstinación empapada y abatida.
Estaba allí parada, con la cabeza ligeramente inclinada, dejando que el agua se precipitara sobre su cuerpo y cayera al suelo. Parecía la típica cabeza de turco, el perpetuo blanco de las bromas, la chica capaz de tragarse las historias más increíbles, el objeto de todas las malas jugadas. Y realmente lo era.
De manera desesperada desearía que la Escuela Secundaria Ewen tuvieses duchas individuales -y por lo tanto privadas- como escuelas de Andover y Bosford. Porque se quedaban mirándola... Ellas siempre se quedaban mirándola..."
De vez en cuando es una tentación acercarme a King y a su terror. No al narrador impecable en el que se ha convertido, sino al terror de sus comienzos, ese que hacía estremecer a cualquier lector. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Carrie.
Conozcamos a Carrie, Carrieta. Su padre muere antes de que ella nazca así que ha sido criada por su madre, una fanática religiosa que llena su casa de imágenes y piensa que la tortura forma parte de su religión y, como tal, acerca al perdón y a Dios. En la escuela no le va mucho mejor, ya que no tiene amigos y sus compañeros le hacen la vida imposible, convirtiéndola en el bicho raro oficial. Sin embargo, el día que Carrie descubre que tiene telekinesis, las cosas parece que pueden cambiar. Si no puede llevar una vida normal, al menos puede vengarse.
Carrie es el cuarto libro escrito por Stephen King y el primero que consiguió publicar, aunque para llegar a ello su mujer tuviera que convencerlo de rescatar este título de la basura. Pertenece a esa época en la que el terror empezaba a hablarnos de algo más que casas encantadas y nos mostraba a personas, un ejemplo perfecto es La semilla del diablo, así que Carrie pronto alcanzó un éxito notable entre el público.
Lo primero que llama la atención de esta novela es su aparente caos estructural. La historia está formada por la visión de Carrie sobre lo que sucedió, sabemos de hecho que algo sucedió desde el principio, por entrevistas, fragmentos de noticias sobre el suceso... y todo ellos, en contra de lo que pudiera parecer, forma una historia fácil de seguir que se va cargando de dramatismo precisamente por su estructura. Consigue un halo de credibilidad que nos envuelve mientras nos debatimos entre distintos tipos de horror ante lo que nos cuentan. Es una historia terrible, un personaje que puede ser terrible, una madre que nos horroriza como trata a su hija amparándose en la religión, una sociedad que permite esos comportamientos a la fuerza ha de ser terrible, por lo tanto el instituto también lo es... y así podría seguir enumerando las cosas que una a una van cayendo como si fuera un dominó gigante de letras.
Y la historia, bueno, la historia va un poquito más allá de lo que en un principio nos puede parecer. Para empezar es una historia dominada por mujeres, no sólo por Carrie sino por aquellas con las que se cruzó en la vida. Su madre, una mujer terrible capaz de estremecernos por la forma de tratar a su hija; Chris, la compañera de clase que disfruta en su papel de matón; Sue, la otra cara en el instituto, la de la niña que parece querer reformarse y expiar su crueldad... o mejor hacer que otro la expíe por ella; la profesora de gimnasia... Todas ellas ponen su granito de arena a la hora de formar, o deformar, a Carrie. Todas ellas cargan el ambiente hasta conseguir que al lector incluso le de pena de la pobre chica que no encaja y sufre permanentemente. Y mientras eso se nos pasa por la cabeza, seguimos con una alarma encendida por alguna parte, un aviso luminoso de que algo no va bien... y ¡zas! King nos lo muestra, nos lo pone delante de las narices para conseguir que demos un paso atrás horrorizados. Lo sabíamos, pero ahora no importa, es el gran golpe de efecto del autor y nos ha pillado con la guardia baja, entre dudas. Lo habíamos leído, pero da igual.
Stephen King es uno de esos autores prolíficos que nos van dejando historias con una pasmosa regularidad. Cierto es que ha evolucionado mucho en formas y en tipos de novela, pero si nos dirigimos a estas primeras publicaciones nos topamos con aquello que le hizo ganar miles de lectores: la capacidad para hacer de cualquier pequeño lugar, un sitio de pesadilla. Y la de engancharnos a sus pesadillas.
Y vosotros, ¿habéis leído algo de King?
Gracias