El Carrusel Bloguero de este mes viene desde el blog de Kekuro Enzo, Aker Codicem, y el tema escogido ha sido “La historia como telón de fondo”. Para alguien que no se puede considerar, ni siquiera, un aficionado a la historia, este tema puede resultar un tanto complicado. Así que, dejando de lado mi parte muggle, la que ve la historia como un continuo de sucesos por los que el mundo es como es, voy a afrontar el tema desde el punto de vista rolero que, además, es de lo que se trata en el Carrusel Bloguero, intentando ver qué momentos históricos son los más llamativos para una partida de rol y dejando claro que la historia es maleable en nuestras mesas de juego.
La historia es una de las muchas fuentes de inspiración que tenemos los roleros para sacar semillas de aventuras y ponerlas sobre la mesa. Sin embargo, y aunque hay mucho apasionado de la historia en una mesa de juego, lo que realmente nos gusta es participar en esa historia y no ser meros espectadores de un hecho que, hagas lo que hagas, no vas a cambiar. Sabiendo esto, nos encontramos que podemos usar la historia en nuestras partidas de dos maneras posibles. La primera, como ambientación. Muchos juegos se basan en una época relevante de la historia. Cthulhu Invictus y Arcana Mundi usan el Imperio Romano como época de juego; la edad media española es el escenario de Aquelarre; el Siglo de Oro es el que da vida y color al Capitán Alatriste; 1808 nos pone a luchar en plena Guerra de la Independencia española; Dogfight revive los combates aéreos de la I Guerra Mundial y Comandos de Guerra nos mete en las trincheras de la II Guerra Mundial. Todos estos juegos, y más que seguro no conozco, nos permiten jugar durante un periodo clave en la historia del mundo. Ponen a nuestra disposición la ambientación y la historia, mezclada con la propia filosofía del juego, y nos dejan vía libre para hacer lo que queramos. Y aquí es donde empiezan las tentaciones para el Director de Juego y para los jugadores. Podemos jugar una campaña de Comandos de Guerra, inspirados en los videojuegos de Comandos, hasta que lleguen noticias del fin de la guerra o, si nos gustamos mucho, podemos jugar una campaña de Comandos de Guerra y ser el grupo que mató a Hitler, cambiando esa parte de la historia en nuestras partidas.
Así que, y meto aquí también otros temas que no son historia pero están encorsetados en un canon muy férreo, como El Señor de los Anillos, Canción de Hielo y Fuego o Star Wars, cuando jugamos un periodo histórico, ¿queremos ser meros espectadores de lo que ocurre o queremos ser participantes activos de hechos importantes?.
Como Director de Juego, me gusta que los jugadores se impliquen en la trama y que, como hemos visto ya, no sean simples espectadores. Ahora bien, ¿preferimos estar horas y horas interpretando a estudiosos del siglo XVII hasta que salga en la tabla de encuentros aleatorios “manzana que cae del árbol” para que nuestro pj formule, tirada de inteligencia mediante, la ley de gravitación universal le damos los px y hasta otro día o queremos cargar contra los Casacas Rojas entre el sonido de los cañones y los tambores, desembarcar en la playa de Omaha para enfrentarnos al ejército alemán, o correr por Guadarrama atacando pequeños destacamentos franceses antes siquiera que sepan desde dónde les vienen los golpes. Reconozcámoslo, hamijos!, lo que realmente nos gusta no es la historia, son los periodos chungos de la historia. El Imperio Romano nos gusta por el politiqueo cainita de Roma, las luchas de gladiadores en el coliseo, las carreras de cuadrigas, las batallas en tierras germanas y la campaña de la Galia. Y si a todo eso le metes una criatura-que-no-debería-existir, un culto pagano de hombres lobo o, simplemente, unos pequeños toques ocultistas, la ambientación te queda que ni pintada. Por que cuando jugamos a rol nos gusta participar en la trama, y si la trama es un hecho histórico, o un periodo, quiero que las decisiones de mi grupo se vean reflejadas en el juego. Me da igual si Hitler se suicidó en su búnker o si Bruto mató a Julio César (perdón por el spoiler), me es indiferente si Escipión logró reducir Numancia o si los ingleses perdieron la batalla de Yorktown en 1781. Ahora yo estoy ahí, en ese momento y en ese lugar, y quiero tener la oportunidad de hacer algo y no estar simplemente de paso.Si usáis la historia en vuestras partidas, tanto si dirigís como si jugáis, que no os tiemble la mano en hacer lo que haya que hacer para el bien de la partida, no os veáis frenados por lo que pasó en realidad, por el canon histórico, porque lo más importante de todo es la partida que hay en la mesa y no la historia que, al fin y al cabo, es sólo una de las múltiples herramientas con que contamos para nuestro hobby favorito.