Revista Libros
Estimado amigo:
Recibí en mi domicilio, inesperadamente, el paquete que me enviaste desde Brasil sin conocernos de nada. Contenía cuatro libros tuyos, todos ellos con dedicatoria, y una carta manuscrita. Como no encontré rastro de correo electrónico en la misiva y me he vuelto perezoso para escribir a mano, cuelgo estas líneas aquí, con la esperanza de que topes con mi agradecimiento por la molestia, por el gasto y por el regalo.
El problema es que, al estar escritos en portugués, y al encontrarme en una situación sobrecargada de tareas y proyectos, ahora mismo no puedo leerlos. Tal vez lo haga más adelante, y con mucha paciencia, pues no me defiendo en portugués tanto como quisiera. De momento, dejo aquí uno de tus poemas. Un abrazo.
A MORTE COMO METÁFORA
Talvez outra metáfora ainda possa
antes deste texto descarrilar-se
– ou enfim estacar no livro-gare,
à espera de uma voz que, sendo oposta,
o conduzca por avessas passagens
(passagens sem número, sem sintaxe),
para assim desfazer-se na manobra
que realiza entre o desvio e o desastre.
Análoga àquela que assombra o pai
quando dele o trem a altura subtrai,
uma outra morte o poema epiloga.
e se digo tratar-se de metáfora,
é porque, com seus modos e manobras,
nela a palabra desvia e me ultrapassa,
tal fosse menos termo do que mote
o que do autor é um corpo discorde.