Ya está, soy, de forma oficial, una persona mayor, porque al ver que era 30 de diciembre me han entrado ganas de escribirte esta carta a ti, muchachita que estás de los nervios porque mañana irás a tu primera Fiesta de Fin de Año. A saber lo que has rogado para que te dejaran salir y te facilitaran los dineros necesarios para pagar una entrada (cara, seguro), hacerte con la ropa perfecta (nunca te parecerá lo suficiente) y que te quede alguito para los churros con chocolate y un taxi (si es que lo encuentras). Sé que si te tuviera delante no me pedirías ningún consejo, pero me siento en la obligación de dártelo, porque, aunque lo hemos intentado durante dos décadas, seguimos sin conseguir garantizarte que puedas salir con la misma tranquilidad que tus amigos. Puede que sí hayamos avanzado en eso de que no te preocupes tanto por tu apariencia, que disfrutes de tu cuerpo como es, de tus piernas que van a bailar hasta el amanecer, y te dejes de tonterías sobre si tu ropa es adecuada o no, si pareces demasiado sexy o una mojigata o si el maquillaje ese que te gusta "es demasiado". Espero que no te preocupe tanto no ser la reina de la Fiesta y que disfrutes con tus amigas y amigos como si no hubiera un mañana, que te dejes de tristezas si la persona que te gusta no te baila el ojo y disfrutes de la música y la noche como mereces.
En lo que te hemos fallado, y lo siento, es que vas a recibir las mismas recomendaciones que yo, hace tanto tiempo. Intenta no volver a casa sola, que tus amigas te acompañen aunque sea a través del móvil mientras buscas un taxi, que tengas cuidado con la bebida, no vaya a ser que te pongan algo. No quiero que mi tristeza porque tengas que cuidarte más que tus compañeros por ser mujer empañe mañana tu gran noche. Tú disfruta. Y cuídate mucho. A ti misma y a tus amigas, porque en esa unión está la fuerza.
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