Carta a los Reyes Magos

Un poco tarde, lo sé.

Aquí está mi carta a los Reyes Magos, con algunas venturas y desventuras del pasado año 2017…

Queridísimos Reyes Magos de Oriente:

Y digo Oriente porque desde que era una niña me han dicho que de allí procedéis. Pero realmente me es indiferente que vengáis del este o el oeste, del norte o del sur.  Seáis blancos, negros, amarillos, o multicolor. Siempre he pensado que lo de los puntos cardinales y las razas era un engaño. Depende desde donde se mire…

Aquí os espero con las tres copitas de anís, como todos los años desde que era una niña, y mi abuelo me contaba que los Reyes llegaban con sed (¡Ay, abuelo, que el anisete te lo trincabas tú!).

Este año no sé si he sido buena o mala. Mi intención era recta y justa, pero según pasan los años (que ya empiezan a ser muchos), la línea entre el bien y el mal se va haciendo más delgada, y lo que yo considero bueno, otros lo consideran malo, y lo que yo encuentro de malo en otros, ellos creen que es bueno.

Así que, como nunca he pretendido ostentar la razón absoluta, he de deciros que no tengo claro si este año me merezco algún regalo. Ya, si eso, decididlo vosotros.

En caso de que vuestra decisión me favorezca ( y así lo espero)…

Estos son los regalos que me gustaría pediros:

• Me pido un community manager que me lleve el tema del social media. Le doy vueltas al asunto y me esfuerzo en aprender. Pero no hay caso. Hace dos días me enteré de lo que es una fan page, cuando resulta que, como buena blogger,  ya la tenía hace años… Y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, envío un cariñosísimo abrazo a todos mis followers en: Facebook, Twitter, Instagram, Pinterest… Aunque no soy ninguna influencer con millones de ellos, los que sois ¡Valéis vuestro peso en oro! (y por favor, que no se ponga de moda ninguna red más y se dejen de usar anglicismos).
• Lo segundo, un/a secretario/a-contable/???, que me administre los dineros (ahí va a tener poco trabajo, eso sí) y todas las gestiones administrativas derivadas de mi actividad laboral (ahí se va a inflar). Además, deberá atender mi teléfono móvil y contestar llamadas y wassaps. Pequeño inciso:  nunca sé donde está mi teléfono móvil y lo que es más importante ¡No tengo ninguna intención de saberlo, ninguna!
• Lo tercero, un/a cocinero/a especializado en comida vegana, vegetariana, sin gluten, rica en grasas y azúcares y para adolescentes (esto último es fácil. Hay que hacer comida como para alimentar a un regimiento entero). No es que no me guste cocinar ¡Qué me encanta! ni que no esté a favor de la diversidad ¡Qué lo estoy! pero es que una ya no sabe si asar una pierna de cordero con semillas de chía, o añadirle unos calamares a la romana (sin gluten) al batido de proteínas…

Digo yo, que si dispongo de estos tres regalos a voluntad, por fin tendré tiempo de hacer lo que me gusta = trabajar = hacer fotos y editarlas, y enseñar a otros a hacer fotos y editarlas. Soy simple, muy simple.

Bien es cierto que no soléis hacer regalos de este tipo, es decir, humanos. La esclavitud, gracias a todos los cielos, ya se abolió hace mucho tiempo. Pero mirad que es que ¡No os pido nada más!

La Nikon D500 la podemos dejar para otro año… Seguiré esperándola con la misma ilusión de siempre. Eso nunca se pierde.

Muchísimas gracias por todo, queridos Reyes Magos, que aunque bien sabéis que nunca he sido monárquica (sino justo lo contrario), a vosotros, os tengo mucho cariño, desde que mi abuelo me dejaba mojar el dedo en las copitas de anís y se me desdibujaban las creencias…

Y hasta aquí puedo leer de mi carta a los Reyes Magos.

Sé que no os he contado nada de fotografía, ni de Lightroom o Photoshop, ni tan siquiera, algo interesante. Pero hoy es día 5 de enero, y todavía no había escrito mi carta. Este año, en lugar del anís, les dejaré una Alhambra, bien fría,  repartida en tres vasitos…

(¡Atención! Las fotografías que acompañan esta entrada del blog proceden de la página Pixabay ¡Muchas gracias a los autores!)

¡Feliz año nuevo a todos y que los Reyes sean buenos y justos con vosotros! Espero que ellos si tengan claro donde está la linea divisoria entre el bien y el mal…

Sonia