Carta a los Reyes majos Indignados

Queridos Reyes Indignados,

Durante el año me he portado muy bien, he consumido mis cuatro horas diarias de televisión, tengo un millón de puntos en el Candy Crash y  he estado tres veces en el Top-Ten de los principales juegos habidos y por haber. Ayudo mucho a mis padres, a mi madre con el Candy Crash y a mi padre con el Android y el programa pirata para poder ver Canal + desde cualquier dispositivo.

En colegio también me porto muy bien. Hago todo lo que me dicen, llamo deberes a aprender y no tengo ni idea de lo que es un delegado. No tenemos delegados y si encargados (de buscar las fotocopias, de trasladar ordenadores o cualquier cosa que nos ordenen y manden en clase nuestros profesores, cualquier cosa menos actuar con sentido de grupo). En clase tengo muy buenas notas, soy el mejor de mi clase y dado que mundialmente ocupamos el puesto número 25 en educación yo sería más listo que el griego y el portugués.  Pese a mi corta edad, en Facebook tengo 145 amigos, dos de los cuales siempre me piden que les enseñe mi cosita y así ellos me enseñaran la suya.  En extraescolares también me porto muy bien, este año además de fútbol e inglés, hago fútbol siete que aunque no lo parezca se llama así porque estoy hasta las siete de la tarde, que es la hora a la que mis padres pueden venir a buscar.

Con la naturaleza y el medio ambiente me porto muy bien. Este año he aprendido a reciclar y el tomate, ensalada y fruta que nunca me como, ni me comeré, no hay que presionarme, ya no la mezclo con las latas de cocacola, fanta y botes de zumo de color naranja. Antes de acostarme siempre apago, la XBOX, la Play, la Sega, los dos ordenadores y la tableta de mi habitación.

Podrás ver que voy camino de ser igual que mis padres o quizás mejor.

Ahora te pido los regalos para esta Vanidad, quiero decir Navidad.

Me gustaría tener regalos, muchos regalos de mi familia. Regalos en forma de tiempo y no baratijas, por caras que sean, que se fabrican en China. Hasta un niño como yo puede darse cuenta que tanto juguete y tanto capricho no puede traer nada bueno. Hoy, día 5, ya no recuerdo alguno de los regalos que me hizo Papá Noel estas vanidades. Supongo que es un soborno pero no alcanzo a entender el motivo. Hoy soy un niño pero mañana seré un adulto y me fastidiará ver que me he convertido en un imbécil. Me gustaría tener una familia valiente y no cobarde. Una familia decidida y no resignada. Me gustaría no escuchar tanta queja y ver que son capaces de tomar el control de sus vidas y no dejarse arrastrar por el día a día.

No votan porque todo está podrido -dicen, pero tampoco lo hacen en mi colegio. Mienten más que compran. Están vendidos  y quieren que yo me venda. Pues no me vendo que luego me la cargo. Más AMPA y menos partidos. Menos cosas partidas y más asambleas, menos hablar y más escuchar.

Las cuatro horas de televisión se las pueden meter por el mismo sitio que el baboso que me persigue en Facebook mientras ellos están “trabajando” para no venir a ducharme. Yo quiero una familia que tenga cojones y ovarios para conciliar vida familiar y laboral. Que luchen por lo que nunca han tenido y no lloren por lo que han perdido.

Ya sé que pido mucho, pero es lo que quiero. No quiero acabar siendo un vanidoso mal criado o un imbécil como mi familia.