Carta a mi hija

Hija Mia:

Uno de los valores más importantes es la sinceridad, decir la verdad. Te pongo el ejemplo:

Antes de saber que serías una niña, tu mamá y yo preferíamos tener otro varón. Las razones eran simples y prácticas: creíamos que los niños son menos complejos, que podrías aprovechar la ropa que dejó tu hermano, compartirían habitación y jugarían a lo mismo. Pero también había una razón más importante: a mí y a todos los papás, nos preocupan más las niñas.

Si bien crecí en una familia donde son mayoría y han demostrado no ser el sexo débil, he trabajado con muchas que son muy talentosas y he aprendido de la fuerza de ellas para salir adelante. Tengo debilidad por cuidar de las mujeres y si una es mi hija con más razón. Permíteme confiarte mi top 5 de preocupaciones:

"¿Cómo la limpiaré al cambiarle el pañal?"

Suena ridículo pero hasta le llamé al pediatra meses antes para que me explicara que es de adelante hacia atrás, de norte a sur.

"Tendré que trabajar más para ella"

Mis amigos me preguntaron por qué. "Para que nunca tenga que depender de un hombre". Error, no es el dinero lo que lo garantiza, sino una formación integral que te hará valer y saber lo que vales.

Pero el amor también se expresa poniendo límites me dijo la psicóloga, Julia Borbolla.

"Ojalá que no esté sola cuando tenga su primera regla"

No olvido las burlas de los compañeros de la secundaria cuando a una chica la sorprendió en plena clase. Y no, nunca estarás sola.

"Me preocupa que le rompan el corazón"

Por fortuna antes de llegar a la pubertad, niños y niñas no están preparados biológicamente para segregar sustancias químicas que regulan la atracción física, en otras palabras no se enamoran. Así que aún hay tiempo para eso.

P.D. Mi amiga escritora escribió: "He pasado largas noches escribiendo sobre valientes caballeros. Hoy comienzo un nuevo relato con las aventuras de una aguerrida princesa". Ella también prefería un niño pero ya le dije que las niñas son la onda. Las ves y son amor a primera vista, de eso hablo en mi siguiente carta.

Fuente: Sergio Sepúlveda.

C. Marco