Te cuento
Te cuento que estoy sentada en el suelo mientras escribo esto, no sé cómo llegué aquí, sólo sé que he permanecido aquí, quieta, sin aliento y sin ganas de levantarme durante horas, incluso pueden haber sido días o meses. Te cuento que tengo frío, tanto que me tiemblan los dedos al escribir y me duele el trasero de tanto estar sentada aquí, quisiera levantarme, pero mis fuerzas se fueron contigo el día que te alejaste de mí.
Por supuesto que no era la primera vez que pasaba, te ibas y regresabas pidiendo perdón, jurando que era la última vez y pidiendo casi de rodillas que te perdonara, entiende, todo está mal, yo estoy acá y tu no.
Y perdón si sueno fría, pero lo que te estoy diciendo llevo mucho tiempo callándolo, perdón si fui alguna vez injusta contigo, aunque sorprendentemente no recuerdo ninguna vez, siempre te puse primero que a todos, gran error, por cierto; perdón si alguna vez te hice pensar que no me importabas, aunque fueras mi primer pensamiento por las mañanas y el último por las noches, perdón por no tratar de entenderte, a pesar de que siempre le daba mil vueltas a lo que decías por las noches y si no lo entendía me sentía mal; perdón por no ser suficiente, aunque siempre saqué lo mejor de mí estando contigo.
Tantos errores que se cometen en la vida, hay una frase que dice que el problema de los seres humanos no es tropezarse con una piedra sino que nos enamoramos de ella, de ese error que cometimos, yo me enamoré de tu sonrisa perfecta pero hipócrita, de tu mirada profunda pero al final vacía y de tus sentimientos, que al final fueron mentiras.
Y está bien, ex amor mío, está bien que no estés aquí, porque al final sé que dejaré de necesitarte y de extrañarte un buen día, me levantaré y mi primer pensamiento será lo que quiero hacer ese día y no esperaré tu llamada, caminaré por ese lugar donde paseábamos juntos y simplemente tomaré aire y por fin dejaré de evitarlo.
Gracias, de hecho, por no estar aquí, porque me muestras nuevamente que las personas que quieren estar en tu vida luchan por ello y no te abandonan en la primera crisis.
Te cuento que sigo sentada en el suelo escribiéndote esto, pero creo que ya puedo levantarme.
Te cuento que estoy sentada en el suelo mientras escribo esto, no sé cómo llegué aquí, sólo sé que he permanecido aquí, quieta, sin aliento y sin ganas de levantarme durante horas, incluso pueden haber sido días o meses. Te cuento que tengo frío, tanto que me tiemblan los dedos al escribir y me duele el trasero de tanto estar sentada aquí, quisiera levantarme, pero mis fuerzas se fueron contigo el día que te alejaste de mí.
Por supuesto que no era la primera vez que pasaba, te ibas y regresabas pidiendo perdón, jurando que era la última vez y pidiendo casi de rodillas que te perdonara, entiende, todo está mal, yo estoy acá y tu no.
Y perdón si sueno fría, pero lo que te estoy diciendo llevo mucho tiempo callándolo, perdón si fui alguna vez injusta contigo, aunque sorprendentemente no recuerdo ninguna vez, siempre te puse primero que a todos, gran error, por cierto; perdón si alguna vez te hice pensar que no me importabas, aunque fueras mi primer pensamiento por las mañanas y el último por las noches, perdón por no tratar de entenderte, a pesar de que siempre le daba mil vueltas a lo que decías por las noches y si no lo entendía me sentía mal; perdón por no ser suficiente, aunque siempre saqué lo mejor de mí estando contigo.
Tantos errores que se cometen en la vida, hay una frase que dice que el problema de los seres humanos no es tropezarse con una piedra sino que nos enamoramos de ella, de ese error que cometimos, yo me enamoré de tu sonrisa perfecta pero hipócrita, de tu mirada profunda pero al final vacía y de tus sentimientos, que al final fueron mentiras.
Y está bien, ex amor mío, está bien que no estés aquí, porque al final sé que dejaré de necesitarte y de extrañarte un buen día, me levantaré y mi primer pensamiento será lo que quiero hacer ese día y no esperaré tu llamada, caminaré por ese lugar donde paseábamos juntos y simplemente tomaré aire y por fin dejaré de evitarlo.
Gracias, de hecho, por no estar aquí, porque me muestras nuevamente que las personas que quieren estar en tu vida luchan por ello y no te abandonan en la primera crisis.
Te cuento que sigo sentada en el suelo escribiéndote esto, pero creo que ya puedo levantarme.
Te cuento que estoy sentada en el suelo mientras escribo esto, no sé cómo llegué aquí, sólo sé que he permanecido aquí, quieta, sin aliento y sin ganas de levantarme durante horas, incluso pueden haber sido días o meses. Te cuento que tengo frío, tanto que me tiemblan los dedos al escribir y me duele el trasero de tanto estar sentada aquí, quisiera levantarme, pero mis fuerzas se fueron contigo el día que te alejaste de mí.
Por supuesto que no era la primera vez que pasaba, te ibas y regresabas pidiendo perdón, jurando que era la última vez y pidiendo casi de rodillas que te perdonara, entiende, todo está mal, yo sigo aquí y tú no.
Y perdón si sueno fría, pero lo que te estoy diciendo llevo mucho tiempo callándolo, perdón si fui alguna vez injusta contigo, aunque sorprendentemente no recuerdo ninguna vez, siempre te puse primero que a todos, gran error, por cierto; perdón si alguna vez te hice pensar que no me importabas, aunque fueras mi primer pensamiento por las mañanas y el último por las noches, perdón por no tratar de entenderte, a pesar de que siempre le daba mil vueltas a lo que decías por las noches y si no lo entendía me sentía mal; perdón por no ser suficiente, aunque siempre saqué lo mejor de mí estando contigo.
Tantos errores que se cometen en la vida, hay una frase que dice que el problema de los seres humanos no es tropezarse con una piedra sino que nos enamoramos de ella, de ese error que cometimos, yo me enamoré de tu sonrisa perfecta pero hipócrita, de tu mirada profunda pero al final vacía y de tus sentimientos, que al final fueron mentiras.
Y está bien, ex amor mío, está bien que no estés aquí, porque al final sé que dejaré de necesitarte y de extrañarte un buen día, me levantaré y mi primer pensamiento será lo que quiero hacer ese día y no esperaré tu llamada, caminaré por ese lugar donde paseábamos juntos y simplemente tomaré aire y por fin dejaré de evitarlo.
Gracias, de hecho, por no estar aquí, porque me muestras nuevamente que las personas que quieren estar en tu vida luchan por ello y no te abandonan en la primera crisis.
Te cuento que sigo sentada en el suelo escribiéndote esto, pero creo que ya puedo levantarme.