Carta abierta a Sor Lucía Caram

Estimada Sor Lucía:

A mi me entristece también tener buenas personas exiliadas o en prisión; la privación de libertad es tan necesaria como dura de asumir, por parte de jueces y de condenados, y desde aquí, quiero agradecer los esfuerzos de su congregación para cuidar a quienes se vieron privados de tan preciado bien.

Sin embargo, me gustaría llamarle la atención sobre una falsedad que, a buen seguro de forma involuntaria, señala en su “Tweet”, en el que relaciona el encarcelamiento de dirigientes separatistas catalanes con el delito de “amar la libertad y querer ejercer de demócratas”. En primer lugar, su privación de libertad fue consecuencia de la desobediencia a un mandato judicial proveniente del Tribunal Constitucional, no por ser demócratas. Más bien al contrario, por ser antidemócratas y pretender actuar en contra de la mayoría del pueblo español, según la legislación actual. Estas normas que nos hemos impuesto entre todos, son para ser cumplidas por todos, y su violación acarreará la pena correspondiente, impuesta por su violación y no por el presunto ejercicio de una democracia extremadamente mal entendida. Así pues, la pretensión de sus correligionarios, no es el ejercicio de la libertad, sino la imposición de una minoría catalana sobre el resto del país, saltándose las normas establecidas que les permitirían, en el marco de la legalidad, modificar cualquier tipo de Ley, hasta la misma Constitución.

Y en segundo lugar, entendiendo que su particular forma de vivir la mantiene alejada de la realidad, me permito ofrecerle la explicación precedente, para que entienda vd. que esas personas con familias, fueron encarcelados por delinquir y no por ejercer libertad ni democracia alguna, siendo así porque de tal modo lo determinaron los tribunales, desde la independencia jurídica propia de todo Estado de Derecho. Finalmente, le recuerdo algo no menos relevante, y proveniente de alguien no religioso como yo; creo que fue Jesucristo quien dijo “dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Su vida, estimada Sor Lucía, dedicada en cuerpo y alma a Jesús, con quien contrajo matrimonio, debe estar tan próxima a las escrituras, como alejada de la mundanal política, que por su propia condición, convendría se abstuviese de juzgar.

Un saludo.