El joven Tiuri se encuentra velando armas en vísperas de ser nombrado caballero cuando recibe la visita de un hombre misterioso que le hace un encargo: entregar una carta al rey de cierto país vecino. Tiuri pone en riesgo su nombramiento como caballero para cumplir la promesa de entregar la carta, lo cual lo aboca a una aventura peligrosa.
Lo cierto es que leí esta novela llevada por la noticia de que Netflix había hecho una serie sobre ella. Al parecer, se trata de una obra conocida en su país y en otros (ha sido traducida al inglés y otras lenguas) desde hace bastantes años, casi un clásico juvenil.
A priori, el argumento se me planteaba como muy interesante por el tema aventurero e incluso la intriga de saber en qué consistía la famosa carta y cuál era el peligro que desvelaba, pero estas expectativas se fueron derrumbando conforme avanzaba en la lectura.
No se puede decir que sea un libro malo. Simplemente no está hecho para mí, es decir, se trata de una novela orientada hacia un público juvenil o infantil, que esté comenzando a leer "en plan serio". Los personajes son bastante simplones en su caracterización aunque hemos de reconocer que resultan simpáticos. Como ya se pueden imaginar, los buenos son muy buenos y los malos malísimos, sin matices. En el libro tienen una importancia suma los valores morales: la lealtad, el cumplir promesas, la amistad, cosas que hoy en día a muchos darían risa, pero que no por ello son despreciables.
La escritura es sencilla, así como la estructura, que consiste en el viaje del joven Tiuri a través de diversos lugares (hasta llegar al rey de la carta), en los que se encuentra con personajes que le ayudan contra el antagonista o bien le ponen alguna traba (que él solventa con excesiva facilidad). A los lectores de hoy en día, curtidos en lecturas de grimdark, gore y fantasías llenas de maldades y crueldades un texto como este sin duda les parecerá ingenuo y hasta soso, pero repito, se trata de una obra para un público muy concreto.
Podría decir incluso que se trata de un libro de caballería moderno, como aquellos que leía don Quijote. No sé si es causal o no pero incluso la autora pone nombres a lugares y personas que recuerdan a ese tipo de literatura o a cuentos. Por ejemplo, El caballero negro del escudo blanco, los caballeros rojos, el Río Arco Iris, etc.
Por buscarle algún "error" (subjetivo) diría que ganaría mucho en agilidad si el personaje y en general la autora, no se detuvieran en cada lugar al que llegan y lo describieran de modo tan detallado. No me refiero a descripciones tipo Tolkien, sino a que los propios personajes dicen que van a ir a tal o cual sitio a ver el paisaje o a ver a determinado pariente. ¿¿Cómoo?? Hay demasiados episodios alargados de forma excesiva que ralentizan mucho el ritmo de la aventura, a veces también muy previsible.
Para mí, lo peor es el último tramo de la novela, el último diez por ciento, que nos narra el regreso del joven a su hogar recorriendo cada uno de los lugares donde estuvo antes, sin olvidarse de saludar a todas las personas con las que se había encontrado (un poco como en El Señor de los Anillos, solo que aquí había un giro final en la Comarca, que no diré por los spoilers).
En resumen, una novela para jóvenes lectores, totalmente inmaculada, donde priman los valores caballerescos y morales, un viaje del héroe simple y de manual quizás en exceso largo, pero que recuerda a una moderna historia de caballerías. Eso sí, esto no es fantasía. Transcurre en un mundo imaginario, es cierto, pero no hay magia ni ninguna insinuación de que exista lo sobrenatural. A decir verdad, parece una especie de Edad Media convencional con nombres imaginarios de lugares. Hay un secuela de la historia.
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