Carta al Señor Presidente (Por: Alfredo Abrisqueta).

Señor Presidente, tu pueblo se muere. Se está muriendo y no haces nada para salvarlo. Señor Presidente, has sido elegido por mayoría absoluta, te han entregado las riendas de este país. Usted tiene ahora mismo la llave de la confianza y sin embargo está permitiendo que cada día una vida se apague en la oscuridad. Señor Presidente, ¿puede ver Usted las lágrimas derramadas de su pueblo? Son lágrimas de sangre, lágrimas de desesperación y angustia, lágrimas de dolor y sufrimiento. ¿Sabes a lo que me refiero? Le estoy describiendo la realidad de las calles, de las casas, de las voces apagadas, de las vidas fracturadas.
¿Adónde vas tan apresurado, Señor Presidente, que fatigas a tu pueblo por el camino? ¿Adónde van tus pasos que dejan atrás todas las inocentes vidas caídas en combate por su propia dignidad? Señor Presidente, le pido que escuche el sufrimiento del pueblo, le pido que sienta el dolor de sus pechos, le pido que utilice sus recursos por el bien común, le pido que abandone las políticas que están asfixiando a tus ciudadanos. Señor Presidente, no puedo entender la pasividad de su persona ante la envergadura de la crisis.
Me preocupa muchísimo la idea de que esta situación se le escapa de la mano. Tu pueblo se está agotando, ya no le quedan fuerzas para gritar auxilio y menos para confiar en Usted. ¿Qué es lo que intenta conseguir recortando lo que en un futuro tendrás que gastar doblemente por la salud de los tuyos? Si recortas la educación tristemente las nuevas generaciones serán tan improductivas que España jamás se reconocerá a sí misma. Si recortas en sanidad no conseguirás otra cosa que dejar como perros a los enfermos en las puertas de los hospitales. Señor Presidente le estoy hablando de una situación muy grave y no parece que sea consciente de ello.
Señor Presidente, ¿en qué momento piensa Usted actuar contra los desahucios? ¿Eres incapaz de sentir la menor lástima por aquellas personas que siguen confiando en ti entre cartones y asfalto? Creo que es hora de que utilices la llave que tu pueblo te ha otorgado. Creo que es el momento, tardío sí, pero aún queda tiempo para que puedas rectificar por tu país. Tarde o temprano, Señor Presidente, sabrás que el dinero no puede comprar todo lo que desees. Tarde o temprano sabrás que es mucho mayor la necesidad que tiene el pueblo de ti que los intereses particulares de cada individuo e incluso los suyos propios. Tarde o temprano, Señor Presidente, reconocerás que erraste y te arrepentirás por haber abandonado a tu pueblo a las exigencias del libre mercado. Cuando adquieras mayor madurez, cuando puedas vislumbrar la linea que separa el valor humano del valor monetario, comprenderás que abandonaste a tu pueblo a merced de los asesinos más despiadados que la historia jamás ha visto.
Si las políticas de Europa aniquilan la esperanza de tu pueblo, ¿cómo es posible que no se te caiga el alma al suelo? ¿Cómo es posible que puedas mantenerte en pie y no caer de rodillas derrotado? ¿Cómo es posible que no se te caiga la cara de vergüenza cuando Europa deposita sobre cada lomo español la carga de su propio interés  ¿Es que no se da cuenta Usted de que los españoles estamos esclavizados por la unidad monetaria entre países que corren a distintas velocidades?
Señor Presidente, tu pueblo necesita de la valentía de los grandes líderes de la historia, no una pantalla plana para defender su honestidad. El pueblo necesita de la sabiduría para volver a caminar rectos por el sendero de su vida. No necesita, desde luego, teorías conspiratorias, palabras vacías e ideologías altisonantes que se funden en el viento. El pueblo necesita un auténtico líder que sabe escuchar y a su vez sabe mostrar la fuerza necesaria para cuidarlo. El pueblo necesita de un líder honrado y transparente, no desde luego un bufón de la corte que piensa que puede engañarlos con la publicación de unos papeles. El pueblo necesita un héroe. ¿Usted Señor Presidente es capaz de convertirse en un héroe de la noche a la mañana?
Quiero acabar esta carta Señor Presidente, diciéndole, sinceramente, que mientras sus colegas y Usted mismo difamáis al adversario en la jaula de grillos que llamáis orgullosamente, el congreso, tu pueblo deshonrado, ultrajado, humillado y oprimido se le van agotando las pocas fuerzas que le quedan. Mientras todos tus compañeros de profesión que visten de todos los colores ideológicos sigan salpicando palabras vacías, las barrigas de los ciudadanos siguen desinflándose ahogadas en la desesperación. Señor Presidente, cada palabra, cada idea que expresa no significan nada mientras tu pueblo siga muriéndose. ¿Pensará ahora en convertirse en el héroe que tanto necesitan o será valiente y cederá su posición aquél que si pueda hacer girar a España a favor del bien común de los españoles?
Atentamente: Alfredo Abrisqueta García.