Revista Cultura y Ocio

Carta de amor, de Dylan Thomas.

Publicado el 02 julio 2014 por Meg @CazaEstrellas
"Me gustaría escribirte de un modo muy distinto, con una prosa entusiasta y sin afectaciones, con todo el calor de mi corazón, y si no fuera posible, con toda la clara calidez de mi inteligencia."
Carta de amor, de Dylan Thomas.
La correspondencia personal es un ejercicio de expresión íntimo en el que normalmente nos abrimos a otra persona. A veces, el remitente o el destinatario resultan no ser anónimos, y no solo eso, sino que se trata se alguna personalidad sobre la que nos interesa saber más allá de su vida profesional. Dylan Thomas (1.914-1.953) fue poeta, escritor de relatos y dramaturgo. Asomarse a sus "Cartas de amor" es asomar a algo tan personal como el hecho de amar en sí.
 Esta selección de cartas fue publicada con el consentimiento de todas las partes y ahora se editan en castellano gracias a la Editorial Siberia. Conoceremos aquí al poeta galés a través de las mujeres a las que quiso. No crea el lector que hallará aquí amor azucarado, pues se encontrará con un retrato profundo e interior de uno de los más destacados poetas del S.XX, que abarca no solo el ámbito personal, sino también el social y profesional.Como lectora me ha gustado mucho adentrarme en el carácter que se encontraba tras el poeta. Un hombre ambicioso y crítico con los intereseses editoriales, que llevó una vida laberíntica, caótica y apasionada. Si tuviera que describir a Dylan Thomas tras la lectura de este libro, diría que es imposible emplear un solo adjetivo. La impresión que me llevo de él es que fue un hombre impulsivo, intenso, crítico, atormentado. A veces generoso, otras mordaz e irónico, solitario, alcohólico, inseguro, romántico. Un hombre cuya personalidad está llena de matices, un hombre que amó (con pasión y desesperación, según los casos) y que fue auténticoUna joya editorial, tanto por su continente como por su contenido. Imprescindible.
"Qué terriblemente fácil es resultar herido. A mí me hacen sufrir a diario las cosas más nimias y sutiles. Uno se pone la coraza todos los días pero el verdadero yo, el herido, sigue en el interior oculto a la mirada de los demás."

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