Carta de amor para momentos difíciles

Pasar por un momento difícil es algo que muy pocos pueden superar y que muchos caen depresión debido a varios factores. Algunos de esos factores se relacionan con la contención familiar la cual puede no tenerse, y es ahí en donde la cosa se complica aún más. Si sois vosotros los que están pasando por un momento complicado pues entonces han llegado al lugar correcto, pues hoy en Cartas de amor les presentaremos una Carta para momentos difíciles, carta que os permitirá mirar desde otro punto de vista el problema por el cual estamos sufriendo, ya que lo mejor a veces es mirar dicho problema desde otro lugar que no sea el nuestro. Si no eres tu el que está pasando un mal momento y es uno de tus amigos o familiares el que está sufriendo y no está disfrutando de la vida, pues entonces esta carta de amor también te servirá, y será mucha más efectiva que en casos personales. Pues una palabra de aliento o una demostración de amor en un momento complicado es mucho más “beneficioso” que leer una carta de aliento cuando es uno el que no la está pasando muy bien… Vale mencionar que esta carta la puedes compartir como quieras, pues puedes pegársela en el muro de Facebook a esa persona que no quieres seguir viendo en mal estado, o puedes imprimirla y mostrársela de manera personal; método sumamente efectivo si queremos que la misma pase un momento agradable y positivo respectivamente. Sin mucho más que agregar al respecto, a continuación te dejamos la carta de amor que te prometimos al principio. Carta de amor para momentos complicados: Tú, Mi amor: Aunque todo vaya mal y hayamos demostrado con creces que todo se deteriora y que quizás sea una época mala o puede que la última de nuestras épocas, sigo acordándome de ti cuando hay un partido importante, como aquella vez que con el fin de que te enfadases, crucé un mensaje a tu móvil recordándote que ganaba el Barsa.  Cómo me gustaba cuando te enfadabas y me hacías recuperarte. Me sigo acordando de ti cuando cocino, pues aún cocino para ti, es así como empecé a cocinar mis primeros platos: unas salchichas, un huevo frito, puré de patata…en resumen, las que son tus comidas favoritas, esas que tan poco me agradaban a mí, y con la excusa de acercarme a ti compartía sin rechistar. He de admitir que en esos casos, esas comidas que jamás habría comido en soledad, me sabían ricas. ¿Recuerdas el día que te hice la comida mientras te duchabas? Luego llegaste, asomaste la cabeza detrás de la puerta sonriéndome, miraste la mesa que había colocado, haciendo alarde de mi perfecto estudio de tu cocina., y me besaste. Recuerdo las mañanas que fui a despertarte, una detrás de otra, y cada una con más ganas que el día anterior. Me despertaba mucho antes de lo que me gustaría y cogía el primer autobús que pasaba cerca de mi casa. Te llamaba y salías a abrirme sin camiseta, nos besábamos en el jardín y luego subíamos a tu dormitorio a continuar soñando. Cuando salgo por la noche me acuerdo del día que me escape de casa para robarte un hueco en tu cama, ¿recuerdas el abrazo que me diste? Tuve que robar las llaves de casa y volver a las ocho temprano antes de que nadie me viese. Cuando bajábamos las escaleras de tu casa y encendíamos la tele, aunque no nos gustase verla, pues era una excusa para tumbarnos en el sofá, sin camiseta, y amoldar nuestros cuerpos y acercar [...]

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