¡Dispensa, Lorca, amigo, calorré de nacimiento tanta anchura de tiempo entre tu carta y ésta!
Dinero me faltó, querido amigo,y ocupa así mi abril, mi mayo tierno,
fútbol, mujer agosto
distraído.
Hoy que tengo dinero no trabajo.
Descanso del balón, los versos rotos,
y he dejado tras mí el vientre inútil
con otros tantos hijos que parecían reunidos.
Aprendiendo a dejar de ser poeta
tanto aprendo de aquí
que ya ni leo
por no tener en donde
que ni escribo
por no tener aún nada leído
que ya ni estudio
que no puedo vencer al enemigo
mi enemigo es mi arma: la poesía.
(No es vanidad, amigo García Lorca,
tal vez que sea orgullo malherido.)
Gracias te doy por espantar mis obsesiones:
incomprensión, hastío, quizás miseria y miedo.
Mándame algunos libros, las revistas que puedas
soy sin ser nada poeta, pastor y campesino,
dispensa, Lorca, amigo, que te diga estas cosas
pero el silencio suena a muerte por mi huerto.
Alvaro Salvador
(Colectivo77)
Revista Litoral
revista de la poesía y el pensamiento, 1968