Revista Mundo animal
Querido amo: Quiero que sepas que mi intención es la de hacerte compañía y agradarte. Cuando me enseñes cosas, ten en cuenta mi lenguaje corporal. Si bostezo o me sacudo es que estoy tenso y estresado. Si me encojo es que tengo miedo. Si no te atiendo es porque hay algún otro estímulo que centra mi atención. No hagas sesiones de entrenamiento largas conmigo, me superan. Mejor pocas y varias que una y larga. Introdúceme poco a poco en lo que me quieres enseñar, y sobre todo motívame con un premio de los que me gustan; juego, comida, atención y contacto. No te olvides de dármelo nada más que haya realizado bien el ejercicio; sino pensaré que me lo das por otro motivo. Ten paciencia conmigo, y no te enfades ni inquietes, porque eso lo noto y es peor para el entrenamiento. Dejame siempre con "hambre" de aprender, para que el próximo día esté a tope. Repite los ejercicios una y otra vez y en sitios y circunstancias distintas....y no te olvides de enseñarme paso a paso, aunque te parezca ridículo. Gracias por enseñarme a comportarme y decirme lo que debo y no debo hacer. Un fuerte ladrido.