Revista Opinión

Carta de un suicida a Mariano Rajoy.

Publicado el 09 febrero 2013 por Romanas
Carta de un suicida a Mariano Rajoy.  Hoy, bajo tu mandato presidencial, con tu mayoría absoluta parlamentaria que te permite prácticamente hacer lo que te dé la gana, yo, aquí, en Córdoba, no tengo más remedio que suicidarme porque no me atrevo a seguir viviendo en este país que tu gobiernas. ¿Has pensado en esto siquiera un sólo minuto, que mientras Bárcenas, Mato y Sepúlveda por poner sólo 3 modestos ejemplos, nadan en la abundancia más injustificada, uno con nada menos que 22 millones de euros, ni más ni menos que 3.740.000.000, tres mil setecientos cuarenta millones de pesetas, con los que yo hubiera podido pagar tres mil setecientas cuarenta veces mi puñetera deuda, esa deuda que tengo con un Banco, con uno de esos Bancos terribles, horribles, odiosos, a las que entre todos los españoles, yo, también, hemos salvado con nuestros jodidos impuestos,siendo como son, sólo entidades ficticias, sin cuerpo real y sin alma, sin sangre, sin nervios, incapaces, pues, de sufrir este dolor tan profundo, esta suprema desesperaciòn absolutamente irresistible que me impulsa a escapar de esta vida que tú me has proporcionado, porque tú, Mariano, ¿cómo me has protegido, qué has hecho para calmar este dolor tan grande que me  obliga a irme de esta tu jodida España con el más definitivo de los portazos?  Y la respuesta, mental, desde luego, de Rajoy:  Es preciso que sepa usted que no se es presidente del gobierno por casualidad, que me lo he ganado a pulso, incluso desde mucho antes de nacer puesto que mi abuelo ya era Decano-Presidente del los abogados de su ciudad y mi padre, presidente de la Audiencia de Pontevedra, o sea que de casta me venía, no se llega a presidente de algo así por las buenas, hay que echarle mucho valor al asunto, muchos años de estudio y de trabajo, mucha renuncia a tantas cosas, mientras que usted ¿qué coño ha hecho, aparte de joderse a una tía el número veces suficiente para hacerle un hijo, quién tiene la culpa de ello, si era un muerto de hambre, si no era registrador en situación especial, si no ganaba varios millones de pesetas mensuales, que le entraban en sus bolsillos a chorros por diversos conductos, cómo se atrevió v. a emparejarse, es de locos, comenzar a joder, comenzar a procrear sin sabes de qué coño va uno a poder vivir mañana, qué culpa tengo yo de que v. sea un loco,  por eso le estaba tratando un psicólogo, es muy fácil venir ahora a echarme a mí las culpas de todo, de que la puñetera economía no funcione, como si la jodida funcionara en otro sitio, todo el mundo lo sabe desde las jodidas siete plagas de Egipto, que esto funciona así y que no se puede hacer nada para remediarlo, sólo podemos ir poniendo parches por aquí y por allá y aguantar, cada palo su propia vela, como se pueda, usted ha hecho mal yéndose dando un portazo, ¿por qué no ha ido a Cáritas o a la Cruz Roja, no era el primero ni será, por desgracia, el último que sufra todo lo que a v. le ha ocurrido, pero no vale de nada quejarse porque sólo es cuestión de suerte y la suerte no es cuestión de justicia o injusticia, nosotros sólo estamos haciendo lo que hace todo el mundo, de modo que no tenemos culpa alguna de la puñetera desigualdad que es propia de la jodida naturaleza humana, como todo el mundo razonable sabe, créame que siento lo suyo como el que más y que haré lo necesario para que se coloque la mejor corona funeraria en su tumba.


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