Queridos hermanos y hermanas, creo que estamos viviendo un momento de gracia en nuestra Orden. La noticia de que Tito Brandsma será canonizado muy pronto ha conmovido los corazones y las mentes de todas las comunidades carmelitas. Las próximas semanas estarán llenas de la vida y de los pensamientos de este hombre tan santo. Mientras escribo esta carta estoy consciente de una parte de la vida y del pensamiento de Tito Brandsma que enriquece a la Familia Carmelita de manera muy notable, a saber, su gran interés por la vida, la experiencia y los escritos de Santa Teresa de Jesús.
El 12 de marzo de este año, la Iglesia celebrará el cuarto centenario de la canonización de Teresa de Ávila, que fue canonizada el mismo día que Ignacio de Loyola, Francisco Xavier, Felipe Neri e Isidro Labrador. Ese día, por iniciativa del Superior General de la Compañía de Jesús, habrá una celebración de los cinco santos en la iglesia del Gesù de Roma presidida por el Santo Padre, Papa Francisco. El nuevo Superior General de los Carmelitas Descalzos, P. Miguel Márquez Calle O.C.D. y yo mismo hemos sido invitados a participar y a concelebrar con el Papa, como representantes de la Familia Carmelita. También participarán otros miembros de nuestros respectivos Consejos Generales.
Este feliz acontecimiento es una buena ocasión para entablar relaciones con la Compañía de Jesús, a la que agradezco su invitación, y es también una ocasión dentro de la propia Familia Carmelita, para reflexionar sobre el don de nuestros santos. En esta carta breve, quisiera, a través de los ojos de Tito Brandsma, reflexionar sobre el don de Teresa de Jesús a nuestra Orden y a toda la Iglesia. Tito Brandsma compartió algunas de las formas que tenemos hoy de pensar en la Familia Carmelita. Fue consciente de cómo el carisma carmelita se da a muchas personas en la Iglesia. Al escribir sobre el Beato Juan Soreth, reconoció la gran labor que éste había realizado al abrir a las mujeres los dones del Carmelo que hasta entonces sólo habían disfrutado los hombres (1). Con este mismo espíritu reconoce el gran don de Teresa a nuestra Orden por el modo en que ayuda a la gente a apreciar más plenamente el carisma carmelita al ayudar a las personas a llegar al conocimiento del misterio de Dios en sus vidas.
Tito no ocultó su aprecio por Teresa de Jesús. Su madre se llamaba Teresa (Titjsie). Cada año, en la fiesta de Teresa de Jesús, Tito escribía una nota especial a su madre con motivo de su fiesta. A lo largo de su vida, rezó con las palabras de Teresa: «Nada te turbe…». Comenzó la traducción de sus obras al neerlandés con la ayuda de otros carmelitas, pero no completó el trabajo, lo que le causó mucha pena. También la biografía que estaba escribiendo estuvo en su mente hasta el final, tan fuerte era su deseo de dar a conocer a esta santa entre los holandeses. Al comentar la traducción con su gran amigo y mentor Hubertus Driessen, conjeturaron hasta qué punto la traducción de las obras de Teresa, que habían publicado en aquella época, había «dado de nuevo al nombre del Carmelo en Holanda una buena reputación como Orden de oración y mística» (2).
Hay dos conferencias de Tito Brandsma que pueden ayudarnos de manera particular a ver el vínculo entre él y Teresa de Jesús. En la conferencia que pronunció en la Universidad de Nimega, en 1932, bajo el título Godsbegrip (La idea de Dios) (3) en el momento de asumir el papel de Rector Magnifico de la misma universidad, encontramos que la idea de Dios que más le atrae es la idea de Dios que entra en la vida de todo ser humano, y que entrará cada vez más en la persona que por su forma de vivir y creer le haga espacio para entrar. En sus palabras:
Lo que así defiendo y considero indispensable para nuestro tiempo es la contemplación de todo el ser en su dependencia de Dios y su surgimiento de Dios cuya obra hemos de ver en todo y cuyo ser hemos de discernir en todo. También tenemos que reconocer y venerar a Dios en todas las cosas, y en primer lugar en nosotros mismos. Dios se nos revela en el fondo de todas las cosas y en nuestro propio fondo. Dios desea ser visto y conocido. En ningún lugar de Dios para ser conocido mejor que en el fondo de nuestro ser. Si el pensamiento sobre la inhabitación de Dios, sobre la total dependencia de toda la naturaleza humana de Dios, de la guía y la revelación de Dios estuviera vivo en todo, actuaríamos de manera muy diferente y ajustaríamos nuestro comportamiento para estar en sintonía con la revelación de Dios.(4)
Al pronunciar estas palabras, es posible que Tito estuviera pensando en Teresa, de quien aprendió como es la unión del alma con Dios y la presencia constante de Dios en la vida de la persona humana. Entre la serie de diez conferencias que Tito Brandsma pronunció en su gira por los Estados Unidos de América en 1935, una de ellas estuvo dedicada íntegramente a Teresa de Jesús. En esta conferencia, de acuerdo con su comprensión de la idea de Dios, mostró, apoyándose sobre todo en el Castillo Interior, cómo Teresa sostenía la idea de que Dios entraba cada vez más en la vida de las personas que conocen a Dios, aceptan a Dios y buscan conocer cada vez más su amor. En palabras de Tito:
Santa Teresa pinta la vida mística como algo que se desarrolla en el alma, según la capacidad natural del alma, como la última realización de las potencias humanas. Éstas han sido implantadas por Dios en la naturaleza humana y se realizarán cuando el alma sea consciente de su posibilidad de alcanzar ese grado máximo de perfección y, por tanto, se entregue por entero en manos del Señor, que es el único capaz de llevarla a la más alta de las elevaciones. Para todo esto, no se le pide al alma otra cosa que cumplir los deseos y anhelos de Dios, poner su confianza en Él y sólo en Él encontrar su felicidad. A Dios le gusta tener un amor ordenado y él mismo ordenará ese amor en el alma (5).
Tito admiraba a Teresa por la maravilla de su experiencia y doctrina. También la admiraba por su obra de reforma, creyendo que su reforma beneficiaba no sólo a las carmelitas descalzas, sino también a las carmelitas de la antigua observancia.
En un lenguaje que resuena con la tradición descalza, Tito dice:
Ciertamente María ocupa el primer lugar en la veneración de sus hermanos y hermanas, pero no consideran que sea una derogación de esa madre amada, cuando honran a la más agraciada de sus hijos como otra madre, una madre que no les dio la existencia, es cierto, pero que los regeneró a una nueva vida (6).
Ahora nos encontramos en tiempos y circunstancias que nos desafían a ser conscientes de la verdadera naturaleza de nuestra vocación, y a responder a ella con vidas que den auténtico testimonio de esa vocación. Hemos de vivir de una manera que sea fiel a lo que decimos de nosotros mismos, personas llamadas a vivir en fidelidad a Jesucristo, como personas contemplativas cuyas vidas están moldeadas por la oración, la fraternidad y el servicio, y que siguen en sus vidas los ejemplos de María y Elías. Tito vio en Teresa a una santa que decidió volver a la inspiración original de nuestra orden, y purificar la vida de la Orden de todas las costumbres y habitudes que se habían acumulado a lo largo de los siglos y que servían para alejar a sus miembros de su vocación original.
En este momento de gracia, mientras nos alegramos por la noticia de que Tito Brandsma sea declarado santo, y honramos la canonización de Teresa de Jesús, no se nos puede escapar que tenemos todos los motivos para dar gracias a Dios, para renovar nuestras vidas, y para tener confianza en la vida que hemos elegido, o mejor dicho, que Dios ha elegido para nosotros. Con alegría y compromiso compartiremos esa vida y esa sabiduría con la Iglesia en su conjunto y con cada una de nuestras iglesias locales. Por eso, en el breve tiempo disponible, invito a nuestras comunidades de todo el mundo a celebrar el cuarto centenario de la canonización de Santa Teresa de Jesús, y a hacerlo, cuando sea posible, junto con los miembros de la Familia Carmelita Descalza.
Que el recuerdo y el honor que damos a Santa Teresa de Jesús y a nuestro nuevo próximo santo Tito Brandsma, fortalezca en cada uno de nosotros nuestro deseo de ver el rostro del Dios vivo y de hacer su voluntad en todas las cosas.
Míceál O’Neill, O. Carm.
Prior General
5 de marzo de 2022
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- T. Brandsma, A New Dawn, The Carmelite Nuns, Bl. John Soreth, in Carmelite Mysticism Historical Sketches, Darien, Illinois: The Carmelite Press, 1986, 36-43.
- A. Staring, Fr. Titus Brandsma and St. Teresa of Avila, in Essays on Titus Brandsma, Rome: Carmel in the World Paperback, 1985. p. 207
- T. Brandsma, Mysticism in Action, Collected Works. Editors. Joseph Chalmers and Elizabeth Hense, Rome: Edizioni Carmelitane, 2021, 95-124.
- T. Brandsma, The Idea of God, in Mysticism in Action, Collected Works. Editors Joseph Chalmers and Elizabeth Hense, Rome: Edizioni Carmelitane, 2021, p. 121.
- T. Brandsma, St. Teresa. The Growth of the Mystical Life, in Carmelite Mysticism Historical Sketches, Darien, Illinois: The Carmelite Press, 1986, p.46.
- Quoted in A. Staring, Fr. Titus Brandsma and St. Teresa of Avila, in Essays on Titus Brandsma, Rome: Carmel in the World Paperback, 1985. p. 208.