La actualidad nos trae hoy la noticia de la caída de Damasco en manos de los rebeldes sirios y la huida del hasta ahora presidente Bashar Al Assad. En la ciudad de Alepo, existe una comunidad de carmelitas descalzas que ha optado por permanecer en medio de la guerra. Su presencia es un signo de esperanza entre la población sufriente. Una comunidad orante y acogedora. En febrero del año pasado, tras el terremoto que asoló el país, ellas dieron cobijo y protección en su recinto a diez familias que habían perdido su hogar.
Hoy nos ha llegado una carta de ellas en las que comparten cómo están viviendo este duro momento. La publicamos aquí, y oramos por las hermanas y por todo el país. Que la paz y la justicia devuelvan la alegría a este lugar y a tantos lugares del mundo que padecen las secuelas de la violencia.
+ Queridos todos,
La hermana Anne me ha pedido que os envíe las últimas noticias.
Ocho días después de la caída de Alepo, y dos días después de las de Hama y Homs, Damasco ha caído en manos de los islamistas. El presidente se ha marchado. ¡Ahora, más que nunca, es el momento de orar y suplicar! ¡La Inmaculada Concepción, que no celebraremos hasta mañana, porque hoy está eclipsada por el domingo de Adviento, no puede abandonar a sus hijos!
¿Qué será del país? ¡Esa es la gran incógnita!
En Alepo, la situación es más dramática que nunca. ¡Los precios se han duplicado en la última semana! La lira siria no vale nada. Hay que pagar en dólares o en moneda turca… La electricidad, que era «abundante» (¡8 o 10 horas al día!) durante los tres primeros días, ahora es prácticamente inexistente (2 horas cada 36 horas…). El suministro de agua estuvo cortado durante tres días. La ciudad sigue paralizada en tres cuartas partes. El transporte público apenas se ha reanudado. La gente apenas sale. Y hay innumerables situaciones familiares y personales espantosas. No podemos decir más… Duele demasiado.
«¡Viene el Señor! Este es el grito de esperanza del Adviento, ¡más allá de cualquier catástrofe!
Y debemos seguir rezando y esperando. La esperanza es el tema del Año Santo que está a punto de comenzar…
Como comunidad, seguimos viviendo el día a día. Hemos heredado siete gallinas de un amigo de Moussa. ¡Le pareció que estaban más seguras con nosotras! En cuanto a nuestro jardinero, ha vuelto con nosotras, con su mujer y sus cuatro hijos, después de pasar cinco días en su pueblo, cerca de Al Bab.
En cuanto a mí, de momento me quedo en soledad (en un largo retiro), preparada para cualquier cambio según evolucione la situación. Un gran retiro que es un poco especial. Pero es una experiencia fuerte, y muy pobre al mismo tiempo. En principio, «saldré» el viernes por la mañana, y así prepararme para celebrar San Juan de la Cruz.
Os agradecemos, cada una de nosotras, vuestro fiel afecto y vuestras oraciones. Realmente las necesitamos.
El fuego de ametralladora que oíamos por todas partes ha cesado por el momento. ¿Celebración de la victoria? ¿Intimidación de la población?
¡Todo esto no nos hace olvidar la reapertura de Notre Dame de París y la alegría de la Iglesia de Francia! ¡Que nuestra hermosa Madre transforme los corazones en todas partes y nos haga semejantes a su Hijo! ¡Que su belleza, la del Hijo y la de la Madre, renueven el mundo!
Vuelvo a oír disparos…
Hna. Anne-Françoise de la Nativité, en nombre de Hna. Anne y de todas las hermanas de la comunidad de Alepo